Definitivamente los sábados eran el día favorito de JiMin.
Podía despertarse un poco más tarde (a pesar de que dormir no era algo que disfrutara del todo) ya que no tenía que preocuparse por adelantar trabajos o alistarse para ir a la preparatoria. Extrañamente ese día el café sabía mejor y Chimmy se mostraba más mimoso que de costumbre, cosa que amaba.
Y esa no era la mejor parte, no.
La mejor parte era que, después de desayunar con su familia y dejar a Suni entretenida con algún programa infantil, prometiendo regresar a la anochecer por medio de un besito en la frente, JiMin iría con una enorme sonrisa hacía la estación de trenes, pasaría alrededor de una hora leyendo algún libro en el asiento de siempre, y cuando el tren llegara a su destino, los brazos de su novio lo recibirían cariñosos.
Quizá muchos veían la estación de trenes como un lugar ruidoso e insoportable por la cantidad de personas que salían y entraban a esa hora, las 12:00pm, pero para aquel par, eso no parecía importar. No cuando estaban centrados en la mirada del otro, y en lo mucho que les encantaba.
—Hola, mochi— habló el azabache casi rozando su nariz con la del contrario. Estaba algo roja por el frío que hacía ese día.
—Hola, Yoonie— respondió acomodando el gorro azul de lana que el pálido traía puesto, viéndose obligado a ponerse ligeramente de puntitas.
Meses atrás, si a JiMin le hubieran dicho que estaría enamorado de alguien, y aún más, siendo así de cariñoso, habría estallado en carcajadas sin parar, incluso hasta que ya no sintiera el estómago por el dolor.
Por que, vamos, ¿Park JiMin enamorado? ¿Ese mismo chico que detestaba cualquier contacto físico y que tenía un reducido círculo social (sus padres, Suni y TaeHyung. Nadie más, nadie menos)? ¿El mismo que llegaba a la preparatoria con cara de amargado y su termo lleno de café? Sonaba bastante lejano.
Pero era así. Park JiMin finalmente había cedido su corazón a alguien.
Las famosas videollamadas de los sábados se transformaron en visitas (a veces también citas o pijamadas), y la relación de amigos, a novios. Y no podrían estar más felices con ello.
—¿Nos vamos?— Min sostenía la mano del menor con delicadeza.
—Yeap— asintió contento antes de darle un rápido beso en la mejilla.
Caminaron juntos por las calles de Daegu conversando sobre cómo habían sido sus semanas (por que los mensajes no les eran suficientes), recomendándose canciones, películas o libros, o soltando de repente uno que otro coqueteo inocente.
Así fue durante unos minutos hasta que el delicioso aroma de los panecillos de arándano que SeokJin hacía los atrapó, indicándoles que ya habían llegado al negocio de los Kim. O como JiMin lo llamaba, "el paraíso".
—Piénsalo, si viviera aquí tendría libros, comida, café y una vista nocturna espectacular.— Le había dicho un emocionado JiMin a YoonGi en una de sus múltiples citas —Sería tan hermoso.
"Y me tendrías a mi, bobo" pensó el mayor mirándole con ternura mientras el otro seguía explicando las ventajas de vivir en Daegu.
Aún con sus manos unidas entraron al cálido establecimiento, siendo rápidamente recibidos por las sonrisas de HoSeok y NamJoon. SeokJin, por el contrario, se encontraba en la cocina preparando algunos pedidos junto a Lisa, la nueva chef del lugar.
Lisa era una chica agradable, dulce y con un sentido del humor casi tan malo como el de SeokJin. Era realmente asombrosa cocinando, sobre todo para los niños, ya que cortaba la comida en forma de animalitos y dejaba a los infantes más que encantados. Y, a pesar de no llevar mucho trabajando allí, se había ganado el cariño de todos.
—Hola, chicos— saludó el de preciosos hoyuelos nada mas la puerta se cerró.
—Buenas tardes, Nam hyung— JiMin decía mientras hacía una pequeña reverencia —Y para ti también, Hobi hyung— terminó sonriendo.
—Ah, Minnie~ Sé que cada vez que vienes lo digo, pero, ¿en serio quieres estar con este cara de amargado?
—Cállate, cabello de zanahoria— espetó YoonGi haciendo una mueca, escuchando como su novio se resistía a las carcajadas y viendo la sonrisa inocente de Hoseok.
—Está bien, ya paro. Sólo era para asegurarme.
—Si, claro, asegurarte.— Renegó una última vez antes de llevarse a su novio a la biblioteca, quien gritó al mismo tiempo un "¡Nos vemos al rato, chicos!".
Ya dentro de la biblioteca, se dejaron llevar por el ambiente. Cálidas luces alumbraban el lugar, el olor a lilas de las velas aromáticas endulzaron el momento y, los múltiples estantes repletos de libros de todo tipo, como en cada ocasión que iban, les daban la sensación de estar en el más fantástico de los laberintos.
Avanzaron pacíficamente por uno de los pasillos hasta llegar a una pequeña sala de lectura. Tan sólo se trataba de dos sillas color chocolate amuebladas y una mesita de cristal en medio de estas, pero no podían pedir nada más. Era perfecto así.
—Por fin a solas— murmuró YoonGi dejándose caer en la silla y suspirando como si se acabara de librar de un gran aprieto.
—¡Oh, vamos, hyung! No seas tan dramático. Tú mejor que nadie sabes que Hobi hyung ama que hagas pucheros.
Un pequeño quejido como respuesta.
—Ah~ en serio. Pareces un gatito bebé— y el menor, siendo maliciosamente consiente de su efecto en YoonGi, se acercó lentamente empezando a dar caricias en los mechones de cabello que tuviera al alcance, y sonriendo triunfante al ver como se sonrojaba sin decir nada.
Por que Min YoonGi tenía un gran orgullo, y no se pondría a protestar con JiMin a sabiendas de que tenía la "discusión" perdida.
—Yah, mejor dime cómo estuvo tu semana.
—Está bien...— se rindió —Fue una semana bastante tranquila, aunque Hobi es un aprovechado. Me dejó todo el quehacer del departamento y llegaba tarde algunos días.
—¡Ah, si! Seguramente por los días que vino a Busan, con Tae.
—¿Qué?
¡¿Qué?!
—Sip, un día fueron al cine y otro acompañó a Tae a un museo al que quería ir. Incluso salimos juntos a cenar— al no ver reacción alguna del mayor, preguntó cauteloso—¿No te dijo?
—Cariño, ¿me esperas un poco? De repente me dieron ganas de rebanar zanahoria en mil pedacitos.
Ese día HoSeok casi muere de un infarto al encontrar en la cocina una serpiente (obviamente falsa).
Eso te pasa por no decirme que ibas a ver a mi mochi, pensó YoonGi satisfecho cuando escuchó el grito de su amigo. Y esa satisfacción no se le quitó ni cuando JiMin lo regañó por asustar al peli-naranja.
Hola, hola, aquí está lo prometido <3
Una disculpa si notan el epílogo algo seco y cortito, no he estado con el mejor ánimo, pero di lo mejor que pude para no hacerlos esperar más.Ahora solo faltan los extras, que serán tres en total. Cada uno lo iré sacando en orden, desde los principios de la relación Yoonmin, hasta que ya está más avanzada.
Eso es todo. ¡Muchas gracias por leer!
Mochimin.
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Serendipia; 윤민
FanfictionJiMin había llevado una vida normal desde que tenía uso de razón. Se despertaba, iba a la preparatoria, pasaba el rato con su amigo Taehyung, y algunas veces, después de un largo día, escribía sobre aquellas cosas que le inspiraban. ¿El romance? La...