Capítulo 8

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Hester

Salí volando del apartamento hasta llegar al lugar señalado en el GPS. Caminé con cuidado y en silencio para no llamar la atención, pero en alerta para usar mi anillo en cuanto diera lugar. Mi anillo me avisaba de que había peligro pero no veía nada, no fue hasta que sentí un gran golpe que me lanzó varios metros contra el suelo.

Me incorporé adolorida y vi de quiénes se trataba.

-Vaya, vaya. Mirad a quien tenemos aquí. -dijo Sinestro viéndome con una sonrisa maliciosa. -A la hermana pequeña de Hal.

-Sinestro...Te detendré.

-No lo creo, no estoy solo. -sonrió.

Lex Luthor apareció sujetando una pistola de aspecto alienígena, una que no había visto nunca; a su lado apareció Ol-Vir, él me vio fijamente.

-Una Green Lantern, eh. Nos podría servir. -dijo Ol-Vir. -¿Dónde está mí hija?

-No te lo diría jamás. Os detendré a los tres. -me levanté y me puse en posición para luchar.

-Me temo que no estás en igualdad de condición. -sonrió Lex. -Dile a mi hermana que gracias a su tecnología, acabaremos con todos. Tanto humanos como alienígenas.

-Díselo tú en la cárcel, calvo.

Lex borró su sonrisa y disparó con el arma hacia mí, creé un escudo con mi anillo pero el arma era muy potente. El láser de color dorado comenzó a romper mi escudo, oía las risas de Sinestro y Lex.

Borré el escudo y me aparté a tiempo antes de que me diera, cuando chocó contra el suelo creó un cráter de un metro de diámetro. Cuando me giré a ellos tenía a Ol-Vir frente a mí, me dio un puñetazo y me mandó a volar varios metros hasta chocar contra un contenedor oxidado. Noté un dolor intensó y vi que era el arma que tenía Lex, sentía que todo el cuerpo me quemaba, por suerte el traje me protegía. Aún así sabía que tendría alguna quemadura.

Me dolía todo el tronco, creo que me había roto alguna costilla por el golpe. Se me había olvidado que era un daxamita con poderes de kryptoniano. Algo aturdida y adolorida, levanté mi brazo donde tenía el anillo para atacarle pero él me sujetó el puño con fuerza, y me lo fue doblando hasta que escuché un "crack".

-Ahh...-grité de dolor.

-Un grave error haber venido tú sola, Green Lantern. -dijo Ol-Vir.

Con un último esfuerzo creé un bate de béisbol de color verde a causa de mi anillo, y golpeé con fuerza a Lex, salió volando como si fuera una pelota. Sinestro creó unas cuerdas amarillas con su anillo y comenzó a estrangularme. Para rematar, me dio una patada contra mi pecho sacándome el poco aire que me quedaba.

Mi traje desapareció dejándome en mi forma de civil, llena de moretones y algo de sangre. Lex regresó al  rato y me miró con rabia, me apuntó de nuevo con ese arma pero Ol-Vir negó.

 -¿Nos sirve su anillo?

-No, está sin energía, ahora no vale nada. -dijo Sinestro, aún sin soltarme. -Pero gracias a unos contactos he conseguido su batería.

-Maldito...-susurré y Lex me pisó el tobillo haciendo que notara cómo se me rompía. 

-Como estás a punto de morir no te importará pero...Gracias a tu batería la bomba implosiva funcionará de perlas para destruir toda la ciudad, y a sus asquerosos ciudadanos. -rió Lex con maldad.

-Solo nos queda la sangre de mi hija para que funcione. Debemos encontrarla.

-¿Qué hacemos con ella, Ol-Vir? -le preguntó Sinestro.

-Haz con ella lo que quieras, ella es toda tuya. 

-Me divertiré mucho contigo, Hester Jordan. Vas a acabar igual que tu hermano. -sonrió Sinestro, creando una espada con su anillo.

Iba perdiendo la consciencia cuando una nave apareció a través de un portal, y disparó contra los tres. Sinestro me soltó y recuperé un poco el aire, una chica bajó de la nave gracias a un remolino de viento y un chico saltó, por lo que llegué a ver parecía de metal.

-¿Estás bien? -giré mi cabeza hacia la voz. Era una chica rubia con ojos azules. Sara.

-Sa...ra....

Solo pude decir eso, después me desmayé y no recordé nada más. Todo el cuerpo me dolía demasiado. Solo quería descansar.

Kara

Habían pasado tres días desde que Hester estaba inconsciente, sus heridas iban mejorando pero no parecía que eso la fuera a despertar. Su anillo de Green Lantern yacía en la mesa de metal de al lado de la cama, pero ahora era de un color oscuro.

Las Legendas se habían quedado unos días con nosotros pero al final se marcharon, al parecer habían detectado una imperfección en la historia del tiempo en el año 1492. Pero nos dieron un dispositivo para llamarlos si fuera necesario.

Ahora todos estábamos en la enfermería viendo cómo Liz sujetaba la mano de su amiga. Ella era la que más tiempo había estado aquí con ella, además de que se negaba irse de su lado.

-¿No podemos hacer nada? -preguntó Nia.

-Hemos hecho todo lo que hemos podido, ahora solo ella puede volver con nosotros. -dijo mi hermana.

-¿Y si J'onn le lee la mente? -propuso Lena. -Tal vez así sepamos lo que le pasó.

-No me gusta meterme a la fuerza en la mente de los demás, y....-fue interrumpido por Liz.

-Hazlo. Por favor, hazlo. -suplicó.

J'onn asintió y se acercó a Hester por el otro lado de la camilla, le tocó la frente y todos nos quedamos en silencio. A los minutos vimos cómo J'onn parecía empezar a preocuparse, y por su cara no eran buenas noticias.

Nos contó todo lo que había visto en la mente de Hester, y el plan que tenían Ol-Vir, Lex y Sinestro. Liz lloró al saber lo que le habían hecho a su amiga, algunos no lloraron pero se veían las intenciones de hacerlo.

-Debemos prepararnos, si ellos quieren hacer una bomba implosiva será mejor buscar una solución. -comentó Sam.

-Necesitaremos a todos lo cerebritos trabajando en el DEO. Eso va por vosotros; Lena, Brainy y Kara.

-¿Kara? -Lena me miró confusa.

-Mi padre era científico en Krypton, por lo que sé varias cosas. Además, el hacerme la desinteresada solo es una fachada, sé más de lo que aparento. -sonreí.

-Si queremos acabar a tiempo necesitaremos a otra persona. -dijo mi novia.

-¿A quién? -pregunté y Lena suspiró nerviosa.

-A mi madre.

La última hija de Daxam (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora