*Lena*
Me encontraba en mi despacho bebiendo mi tercer vaso de whisky, la foto que tenía con las hermanas Danvers estaba rota y guardada en un cajón para no tenerla a la vista. Las palabras de mi hermano resonaban en mi cabeza una y otra vez, no podía creer que Kara me hubiera estado mintiendo durante tres años.
Ahora todas sus excusas parecían lógicas, sobre todo cuando dijo que había venido volando en autobús. También su disfraz era de lo más inútil, solo se tenía que poner unas gafas y atar el pelo con una coleta, que sencillo y efectivo había sido.
Decidí ir caminando hacia mi casa para despejarme, en el cielo vi una estrella fugaz y sonreí con amargura. Todavía recordaba que pedía deseos y Lillian me reñía por hacerlo, siempre me decía que los deseos no existen y no debería desperdiciar mi tiempo con eso. Todo cambió cuando conocí a Kara y a los demás.
¡Maldición! Sigo pensando en ellos, esos mentirosos.
-Desearía no estar sola en estos momentos. -susurré abrazándome a mí misma.
Noté que la supuesta estrella fugaz se acercaba cada vez más a dónde estaba, pasó por encima y se estrelló en el descampado que había cerca de aquí. Varias luces se encendieron y supuse que el DEO no tardaría en hacer acto de presencia.
Tenía curiosidad sobre qué había caído, así que decidí acercarme a echar un vistazo antes de tener que lidiar con los agentes, sobre todo con la Directora Danvers y Supergirl, si es que esta llegaba a venir.
Observé una extraña nave espacial de tamaño mediano y de color gris, tenía un cristal tintado que me impedía ver lo que había en el interior. Por instinto toqué el cristal, me asusté al ver que se abría y lo que había en el interior me dejó sin palabras.
-¿Una niña?
Por cómo era debía tener unos cuatro años, no más. Ella tenía el pelo negro rizado y la tez bastante pálida. No sabía de qué color eran sus ojos hasta que los abrió, los tenía de un precioso color azul que me recordaba a Kara.
¡Demonios, sigo pensando en ella!
La niña me miró cansada y cerró los ojos. Llevaba puesto una camiseta y pantalón de color blanco, con un emblema que ponía "VIR". Escuché a lo lejos el claxon de los coches, supuse que serían los del DEO. Me iba a marchar, esa niña estaría más segura con los agentes que conmigo, pero un pensamiento cruzó mi mente e hizo que no me fuera.
¿Y si le hacían demasiados experimentos y no sobreviviera?
Decidí cogerla al brazo y me fui de allí caminando entre callejones, llegué a mi casa y dejé a la pequeña en mi cama. Suspiré cansada, cogí el pijama y me metí al baño para ducharme, ahora estaba nerviosa, era cómo si hubiera hecho algo que no debía.
Cuando regresé a la habitación con mi pijama limpio, la pequeña estaba abrazando la almohada y su rostro estaba relajado. Me acosté a su lado esperando no despertarla, tenía que averiguar quién era y de dónde provenía.
A la mañana siguiente hice el desayuno en silencio, desayuné y llevé una bandeja con una magdalena y medio vaso con leche. Cuando entré a la habitación la pequeña me vio asustada y se tapó con la sábana.
-Tranquila, no te voy a hacer daño. -hablé con suavidad, dejando la bandeja a los pies de la cama. La pequeña bajó lentamente la sábana y me miró preocupada. -Me llamo Lena, ¿y tú?
Estuvimos unos minutos en silencio, no sabía si me había entendido o no. Era obvio que era alienígena pero no sabía si sabía mi idioma, decidí hacerlo de la forma más sencilla.
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La última hija de Daxam (Pausada)
Hayran KurguTras saber la verdadera identidad de su mejor amiga, Lena decide aislarse de todos los que creía que eran sus amigos. Una noche mientras regresa a su casa se encuentra con una nave espacial, dentro encuentra a una niña de cuatro años que le cambiará...