❝ it Can Only Be You ❞ [MewGulf]

C E R O

[Narra Gulf]

Decir que lo odiaba era decir poco.

En estos momentos me dirigía a su salón.

Había cruzado varios sectores de la universidad para llegar. El salón de los estudiantes superiores de ingeniería estaba en el extremo del campus, alejado de los de primer año.

Me detuve antes de llegar a la puerta. Divisé a varios grupos salir del salón de clases.

Lo divisé fácilmente, y no porque fuera un buen observador, era sólo que su crecido cabello castaño resaltaba entre la multitud, y junto a su estatura bastante superior de lo que llamarían 'normal', hacían que fuera casi imposible no verlo.

Estaba charlando con sus amigos. Todos guapos y alegres. Excepto él.

Sus labios formaban una pequeña sonrisa, algo sarcástica, mientras que sus ojos se mantenían oscuros, eran terriblemente fríos.

Antes de seguir caminando se giró, viéndome casi al instante.

En su boca se deslumbró una sonrisa, pero no era en absoluto linda, ni un poco.

Me quedé parado, mirándolo mientas se acercaba a mi, con su forma de caminar tan confiada y altanera, con ambas manos metidas en los bolsillos de su pantalón y su ceja arqueada.

Se paró frente a mi, observó mi rostro por algunos segundos, luego conectó sus ojos fríos con los míos.

- Mew, ¿Qué crees que haces? - Pregunté irritado.

Estaba harto. Cansado de su comportamiento inmaduro. ¿No podía sólo dejarme en paz?

- ¿De qué hablas? - Preguntó.

Como si no lo supiera.

Suspiré frustrado a la vez que removía mi cabello. No pude evitar hacer una mueca.

- ¿Por qué le pediste a New que dejara de hablarme? - Cuestioné enojado.

Lo observé hacer un mueca de disgusto. Parecía más irritado que yo.

- ¿Acaso no es obvio? ¿O eres tan ingenuo, Nong? - Dio un paso al frente. - ¿No es algo evidente lo que ese tipo quiere contigo?

Mis ojos se ampliaron. Mi enojo disminuyó.

- No me llames Nong. - Suspiré, no valía la pena pelear con el. - Y él no... y si ese fuera el caso... sería mi asunto, y no deberías meterte en él.

Dio un paso más hacia delante. Se agachó un poco, quedando su rostro demasiado cerca del mío.

- ¿Quién dice que no es mi asunto? - Susurró. - Si se trata de ti, siempre será algo importante para mi. - Levantó su mano y rozó mi mejilla.

No puedo soportarlo.

Lo empujé por los hombros, manteniendolo lejos de mi.

- ¡No es así! - Grité. - Y deja de meterte en mis asuntos o de lo contrario te daré una golpiza. - Advertí.

Los chicos y algunas chicas a nuestro alrededor se nos quedaban viendo. No los culpo, era algo interesante de ver: yo, un chico delgado, de metro sesenta, amenazando a un tipo musculoso, que media alrededor de un metro ochenta y cinco. Sí, todos estaban esperando a que me de una paliza, para luego llamar a la ambulancia.

- Bien. - Su voz se escuchaba tranquila. Arregló su uniforme con sus manos, su camisa estaba un poco arrugada ahora. - Al parecer estás ansioso. - Sus ojos se oscurecieron aún más, no creí que eso fuera posible.

- ¿De qué hablas? - Pregunté confundido. - ¿Ansioso por qué?

Con pasos rápidos se acercó a mi. Creí que me golpearia. No tenía miedo, pelearia si fuera necesario, pero estaba más que claro quien sería el ganador.

En cambio, tomó mis hombros, apretandolos con fuerza y acercándome a él, sus labios se posaron cerca de mi oreja, entonces susurro: - Estás ansioso, realmente ansioso porque te jodan.

Me quedé mudo. Las palabras no salían de mi boca, aunque realmente no sabía que decir en este momento.

El siguió hablando. - Si buscas a alguien, me tienes aquí, no necesitas ir más lejos que eso. - Su voz era gruesa, provocó que mi piel se erizara.

Esto es... es demasiado.

- T-tu... ¡Maldito bastardo! - Lo empujé por el pecho y lo golpee con todas mis fuerzas en la cara.

Las personas a nuestro alrededor hicieron sonidos de sorpresa. Podía sentir sus miradas sobre mi, sintiendo lástima por mi futuro.

Por un momento yo también lo sentí.

Mew se tocó tocó la parte de su rostro que había sido golpeada por mi. Luego levantó su cabeza, había una sonrisa sarcástica en sus labios.

- Mi Nong es alguien impulsivo.

- Te dije que no me llames Nong, maldito idiota.

Dio un paso hacia mi. Retrocedi automáticamente.

Su sonrisa aumento. - ¿Tienes miedo?

- Pudrete. - Si. En este preciso momento mi cuerpo estaba temblando, no podía negarlo, ahora sí estaba asustado. - No te tengo miedo. - Dije sin embargo.

- Bien. - Sus ojos estaban fijos en los míos. - Porque nadie me ha golpeado y se ha ido tan tranquilo. - Sonrió de una forma tan fría que heló mi cuerpo por completo. - ¡Prepárate!

Antes de que pudiese decir cualquier cosa, se dio la vuelta y se marchó.

Mi corazón se detuvo por un momento.

Estoy muerto.