Capítulo 5

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-¿Qué tal el primer día en la escuela?-.

¿Dejando de lado que fue aburrido, tonto, desgastante y que el único niño que me hablaba se alejo de mí por mi seriedad?

-Bien-.

-Me alegro campeón, ¿Quieres ir a comer en algún lugar especial? Para celebrar que te fue bien en tu primer día-me miró entusiasta.

¿Para celebrar que me fue bien en la escuela o empezar a decirme que los niños de mi edad somos muy tontos con los sentimientos?

-Preferiría ir a casa, tengo tarea por hacer-me límite a responder.

-Oh, vamos. Será divertido-me dio un codazo amistoso-.

-Esta bien-dije sin muchos ánimos-.

Ah... Madre, si estuvieras aquí, todo sería tan distinto.

Te extraño, y no es un sentimiento que pueda reprimir.

Me enseñaste tantas cosas, pero... nada se compara con el amor.

La manera en que tus ojos brillaban cada que veías a papá.

Pero bien decías, nada es para siempre.

Un día, todo cambió.

Te golpeó.

Golpe, trás golpe.

¿Y yo qué hice?

Nada.

No pude hacer nada, y no sabes cómo me carcome la culpa.

Madre, por favor, perdoname.

-Llegamos, deja tu mochila-se desabrochó el cinturón y salió del coche.

Me límite a seguir su acción.

Entramos.

El olor a papas fritas invadió mis fosas nasales.

-Bienvenidos a Jr. Landía-dijo una mesera, con una gran sonrisa en el rostro-.

"Jr. Landía" el lugar donde mi madre organizó mi fiesta de cumpleaños sorpresa, número 13.

Ese día, fue inolvidable.

Mi madre portaba un hermoso vestido verde olivo, con pequeñas flores.

Tenía una enorme sonrisa.

Había contratado un pequeño espacio, el cual decoro con globos azules y rojos.

Nuestros colores favoritos.

Aquel día, los empleados me cantaron una canción de feliz cumpleaños.

Mi madre la seguía tarareando una semana después.

Estabamos tan felices.

Mi madre, mi padre y yo.

Sentados en la mesa del fondo, comiendo hamburguesas, papas fritas y helado.

Mi madre y yo amábamos remojar las patatas en el helado.

Mi padre lo encontraba asqueroso.

Tantos lugares de comida rápida en el mundo, y él eligió justamente esté.

-¿Yoongi?-me miró.

-¿Sí?-.

-Vamos, camina-empezó a avanzar en dirección a la mesa del fondo.

Lo seguí.

-¿Pedimos lo de siempre?-me preguntó.

-Sí-.

Mientras mi padre ordenaba, me dispuse observar la locación.

Seguía igual que hace unos meses.

Excepto por el personal y los baños, ahora estaban más alejados del área de mesas.

Entonces fue ahí.

Mi corazón sintió una pizca de esperanza.

El estómago me dolía.

Las manos me empezaron a temblar.

La ví.

Ví a mi madre.

Salía del baño de mujeres.

-¿M-mamá?-grité-.

Mi padre inmediatamente me observo, y siguió mi mirada hacía la mujer.

-Tu madre jamás traería un vestido de los años 90's-protestó-deberías saberlo.

Unas pequeñas gotas de agua se acumularon en mis ojos, no me podía permitir llorar frente a mi padre.

-Yoongi, tenemos que hablar-.

Me giré hacia él, pero no lo vi a la cara.

Mantuve la mirada en el menú.

-Tu madre se fue-se paso la mano por el cabello-y lamento ser yo quién te tenga que decir esto... pero, ella te mintió-.

¿Perdona?

Lo miré a la cara-¿Qué has dicho padre?-.

-¿Recuerdas todas esas estupideces que te decía sobre el amor?-comenzó a reír-eran mentiras. Si ella te amará, jamás te hubiera dejado-me miró.

Él lo sabe.

Él sabe cuánto me duele hablar de mi madre.

-Ella no se fue, volverá, me lo prometió-dije tratando de sonar sereno.

-Vamos Min, creí que eras más inteligente-guardo silencio unos minutos-. Tu madre no volverá. Tu madre no te quería, y mucho menos te amaba. El amor es un invento para creer en algo. ¿O crees que si te amara se hubiera ido sabiendo todo el daño que te podría causar? Por supuesto que no. Se fue porque no te quería, así son las cosas Yoongi. Así es la vida-.

No es cierto.

Mi madre si me quería.

Ella me lo dijo.

Volverá, lo prometió.

Ella no mintió.

Ella... no...

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora