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Y entonces puede que si me llegas a encontrar en este abundante mar de gente, mis ojos ya no te miren con el mismo deleite. Puede que mi semblante sea distinto y que mis labios ya no estén teñidos a tu gusto, y será entonces en ese instante que comprenderás que las manecillas del tiempo no solo regalan años, sino que también nos cambia.
S.MCR

𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒𝑀𝑎𝑟𝑡𝑖𝑟𝑖𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora