7. Esperanza

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Caroline

El sonido de mis tacones hacia eco al caminar por la solitaria calle, mi cuerpo temblaba y trataba de calentarme un poco abrazándome a mí misma pero pronto me di cuenta que eran sollozos lo que provocaba temblores en mí, estaba llorando mientras caminaba a casa en medio de la oscuridad pero me había negado a qué me trajeran a casa, no quería su lástima o su compasión, no los necesitaba, ni a Stefan y a su amada esposa, mucho menos al profesor Mikaelson.

Recordar lo que había ocurrido me llenaba de una impotencia que era mejor guardarla frente a los ojos de los demás, nunca en mi vida me había sentido tan humillada como esta noche, ni siquiera cuando el idiota de Tyler se burló de mí en la secundaria, esto sobrepasaba el grado de humillación que una persona debía tener a lo largo de su vida, pero por supuesto que debí saberlo y me sentía estúpida por haber olvidado una de las reglas que había aprendido a lo largo de este tiempo, no debo poner mi confianza en alguien que no conozco.

Claro que Stefan había salido en mi defensa después de pasar del shock que le provocó verme en esa posición con un hombre en medio del estacionamiento, como todo amigo queriendo defender el honor de una chica que aprecia pero no fué como yo lo esperaba, porque porsupuesto que Valerie, su esposa debía interferir, diciéndole tanto insulto bien disfrazado pudo ocurrirsele en el momento pero con la situación en su punto culminante yo sólo decidí que irme era lo mejor para todos, ni siquiera importó que el profesor tomara mi brazo para detenerme y de hecho me molestó a niveles inimaginables pero no pensaba hacer otra escena, no cuando me sentía lo suficientemente patética con todo así que sin mirarlo me solté de su agarre y camine por calles solitarias, derramando lágrimas inútiles de frustración, de decepción y de rabia.

Antes de llegar a casa me prometí una cosa, no volvería a caer por un estúpido hombre, no volvería a desperdiciar lágrimas por alguien que no le importaba en lo más mínimo verme llorar, con eso en mente entre a casa e ignore a mi madre en el sofá, sólo me encerré en mi habitación para seguir lamentándome durante el resto de la noche, mañana sería un día mejor, me dije antes de cerrar los ojos.












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La mañana siguiente no mejoró, no pude salir de la cama cuando mi alarma sonó la primera vez, ni las siguientes diez veces, luego de eso mi teléfono comenzó a sonar como poseído con mensajes y llamadas que no pretendía responder, simplemente mis ganas de enfrentarme al mundo se habían esfumado, era algo estúpido pues había pasado por peores cosas, rumores en la escuela, una familia cayéndose a pedazos y un amor no correspondido pero nada se sintió tan mal como la noche anterior, el desastre que era mi vida no se había sentido tan real hasta que lo ví tras el reflejo de decepción en los ojos de Stefan, con un lloriqueo tomé una almohada y la coloqué sobre mi cara mientras gritaba y maldecia, pero los hechos del día de ayer se repetían en mi cabeza como una tortura.

Los dos toques en mi puerta me sobresaltaron, debí haberme quedado dormida de nuevo pero más que eso era extraño que mamá llamara a mi puerta, ella nunca subía a mi habitación o siquiera se comportaba como una madre desde hace tiempo.

Al no recibir respuesta ella habló detrás de la puerta.

- Caroline cariño espero no te sientas mal, iremos a la cena de los Salvatore en dos horas así que apresúrate y vístete presentable- su tono fue el de siempre, sin una pizca de preocupación por haber faltado a clases, ella simplemente lo dijo y se fué, pero su falta de interés ya no me afectaba como lo hizo en un principio.

Cuando las palabras de mi madre lograron tomar sentido en mi cabeza fue que el pánico me inundó, yo no podía ir a esa cena, no podría ver a los ojos de Stefan sin sentirme como una basura, no simplemente no iría.





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