TODO SUCEDIÓ BAJO COPOS DE NIEVE.

TODO SUCEDIÓ BAJÓ COPOS DE NIEVE.

CAPÍTULO 5.

Se había ido...

No podía haberse enamorado, pero se había ilusionado, y por eso sintió un inmenso vacío. Durante dos días, su vida había sido plena, alegre, compartida. Los días siguientes se pregunto mil veces ¿porque Candy se había ido de esa manera?, ¿porque ni siquiera se había despedido? O si el agradecimiento que le había manifestado equivalía a una despedida. Ni siquiera le había dejado su número de teléfono. Eso significaba que no quería que estuvieran en contacto. Se cuestiono mil veces en que había fallado. Si acaso había dicho o hecho algo que a ella la hubiera espantado, o si tener sexo era lo único que a Candy le interesaba. Lo dudaba, no tenía aspecto de andar buscando una aventura y él tampoco, mucho menos en una montaña y con la luna como testigo de que se habían encontrado por pura casualidad. Como fuese, Candy se marchó dejándole algo más valioso que el encuentro en sí mismo, más valioso que el sexo. Deseaba volver a casa. Había suspendido su consultorio particular, ya eran muchos años que ya no hacia guardia. Sacó las maletas, dejaria la cabaña para el fin de semana. Después fue a su habitación se sentó en la orilla de la cama, abrió el cajón y extrajo el anillo de bodas, leyó por milésima vez el nombre de su esposa y la fecha del día que cambió su vida, y observó el brillante que a Susana le gustaba. Le había propuesto casamiento cuando se enteró que tenía cáncer. Recordó la noche cuando habían salido de la ópera, Susana había puesto su vida en peligro por salvarlo a él, se había sentido con la obligación de estar con ella. Pero habían descubierto que Susana tenía cáncer. No. No quería regresar a lo mismo. Se dio cuenta de que ya no le afectaba. Susana estaba muerta y él estaba vivo. Se levantó llevándose el anillo consigo, salió de la cabaña sin abrigo por la puerta del fondo, hizo un agujero en la nieve en cuclillas, y delante del hueco se despidió de su pasado. Enterró el anillo era un lugar para que el recuerdo descansase en paz. Volvió al trabajo, Tenía nuevas energías. Ahora le gustaba reír con sus pacientes en especial si eran niños, y bromear con sus colegas, Empezó a salir, a cenar. Y se dio cuenta que nacieron en él unas nuevas ganas de socializar, y todo gracias a una mujer que en una noche había golpeado a su puerta como si Dios le hubiera enviado un ángel y le había demostrado que podía desear, reír y proyectar.

Se había sentido culpable, vacío. Él no había estado enamorado de Susana, pero le tenía cariño. Cariño que se fue transformado en veneno, que poco a poco estaba acabando con él. De pronto había hecho el amor con su vecina, y el veneno se convirtió en algo mucho más noble, más sereno. Candy le había dado vida, y él no había tenido oportunidad de agradecerle. Sólo por eso comenzó a buscarla. Sabía que se llamaba Candy y que había trabajado en el teatro. Así que empezó con esos datos. Como no halló información en Google de ninguna bailarina llamada Candy que fuera ella. Fue al teatro, por supuesto no quisieron brindar la información. Hizo una visita guiada con la esperanza de que los llevaran a recorrer las salas de ensayo y pudiera cruzarse con alguna bailarina que le diera algún dato, pero no se permitía el ingreso a esas partes del teatro. Intentó contactar a otros bailarines y directores por las redes sociales, pero nadie respondió a sus mensajes, no le extrañaba, él tampoco le hubiera contestado a una persona cualquiera que le pidiera información acerca de algunos de sus colegas, mucho menos de una mujer. Poco a poco se resigno a que Candy se transformara en un bonito y único recuerdo, en el recuerdo que le dio sentido a su vida. La pequeña rubia de ojos verdes, y dulce sonrisa, su vecina en su cabaña, bajo los copos de Nieve.

Un año después...

Candy estaba apoyada en el mostrador escuchando a la secretaria de su estudio.

--Es el mejor traumatólogo de la capital, No te preocupes --dijo la chica-- Mi hermana se atendió o con él y quedó más que satisfecha. Operó de la cadera mi abuela hace años, así lo conocimos.