TODO SUCEDIÓ BAJÓ COPOS DE NIEVE.

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EPÍLOGO.

Terry recordó su propia explicación de turandot.

Hasta los más heridos sucumben al poder del amor.

El veneno que poco a poco se había transformado en ilusión, podría convertirse en amor. El amor que era Candy. Tomó las llaves de su Mercedes-Benz color negro y salió.

--Profesora --la voz de una alumna devolvió a Candy a la realidad. Se había quedado pensando en Terry, de nuevo. En cuan diferente podría haber sido todo, si en lugar de irse en cuanto había escuchado que la ruta estaba abierta, se hubiera quedado a preguntarle si era casado o divorciado. Ese era el momento ideal para escuchar su historia. Tenía que dejar de lamentarse.

--Profesora... -- volvió a decir la jovencita.

--¿Si? -- Finalmente Pregunto.

-- Hace cinco minutos que terminó la clase, ¿podemos irnos? Candy se levantó de la silla, y puso cara de mala, la misma que ponía su profesora, cuando ella tenía la edad de estas chicas y quería volver a casa.

--Cuando tenía la edad de ustedes yo ya entrenaba ocho horas por día --dijo paseándose frente al espejo. Mirando a sus alumnas. --La que quiere triunfar en el ballet se queda veinte minutos más, la que no, ahí tiene la puerta --señaló la salida. Por supuesto aunque varias suspiraron agotadas ninguna se retiró. Cerró la escuela a las 9:30pm, cómo era verano hacía calor, y la gente todavía circulaba por la calle, era una zona hermosa llena de vida y de encanto. Candy era feliz en la escuela, jamás creyó que podría serlo. Sin embargo el alma de profesora le había sorprendido un día viendo a una de sus primeras alumnas de seis años, cuando la vio lograr, lo que ni siquiera ella a esa edad podía. El sentimiento se había instalado en su corazón, El sentir orgullo por los logros de sus alumnas, era tan emocionante como sentirlo por el éxito propio. Giro y mientras guardaba las llaves en la cartera, fue cuando vio a Terry. Estaba en la acera de enfrente. Candy se quedó anonadada. ¿Que hacía ahí? Era imposible no reparar en ese hombre, tan atractivo y seductor. Un sentimiento nuevo le recorrió el cuerpo, Algo muy fuerte. se había sentido tan atrapada por ese hombre, ni siquiera durante el tiempo que habían compartido en la cabaña.

Terry cruzó la calle con las manos en los bolsillos del pantalón y le sonrió de lado. Se saludaron con un hola, en el caso de Candy casi no se escuchó.

--Todavía no tengo las placas médicas --soltó desconcertada. Terry río.

--No vine por las radiografías,

--Ah, no.

-- Vine por ti. --Respondió viéndola a los ojos. --Quería invitarte a cenar. El alma de Candy se iluminó, sonrío como cuando era muy joven y todas sus ilusiones estaban intactas. Cuando las estaciones de la vida adulta Y el dolor del abandono no existían y en su lugar sólo había esperanzas. Así se sentía estar enamorada.

--Si --respondió.

Para Terry que Candy hubiera aceptado su invitación, Le hizo volver a sentir, que entre ellos existe un lazo imborrable y un futuro juntos.

-- ¿Cómo anda tu calefacción? --Bromeó él. Candy le siguió el juego enseguida.

--Estuvo fallando estos días.

--¿Te gustaría que la revise?

--Me harías el favor.

--Después de cenar.

--Te lo agradezco respondió ella. y miro hacia abajo.

La palma de la mano de Terry la esperaba abierta. Le entregó la suya y entrelazaron los dedos mientras caminaban, sintieron  que sus vidas se unían a través de ese hecho simple y profundo. Casual y complejo. Cómo eran la vida misma y el futuro que los esperaba. Las lágrimas se convirtieran en risas nuevas, y el dolor en un amor intenso y eterno.

Fin.

Gracias lectores por terminar este mini fic. Nos leemos pronto, compartiendo nuevos momentos de Terry y Candy.

JillValentine.x.

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