Capítulo 3 - Mi hermano.

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-Hola chicas, ¿cómo os trata la vida? -pregunta Cristina mientras se sienta.

-No sé, dime tú.

-A mí me trata bien.

Intenta coger una magdalena recibiendo un manotazo de mi parte.

-Vale tranquila.

-No sé como quieres que esté tranquila si me entero de que mi compañera de ring me ha dejado tirada por un pijo que ni siquiera sabe escoger la ropa que se va a poner cada día. -digo enfadada.

-¿Quién te ha dicho eso?

-Susana, tu turno de hablar.

Me apoyo en el respaldo de la silla mientras veo como Cristina mira a Susana.

-Cris, ya se ha enterado de lo que quieres hacer. -comienza Susana.

-Yo nunca he dicho que lo vaya a hacer, es algo que estaba pensando pero no se lo había dicho a nadie. -rice mirándonos.

-Pues eso no es lo mismo que dice tu querido novio. -continúa Susana.

-Espera que me aclare. ¿Joan está diciendo por ahí que lo voy a dejar?

-Eso parece. -digo enfadada.

-Yo... Tengo que hablar con él.

Arrastra la silla dispuesta a levantarse.

-Cris.

-Dime Adrianna.

-Esta noche peleamos con Penélope, ¿sigues dispuesta?

-Claro, jamás me perdería una pelea contra alguien como ella. Que bien lo vamos a pasar.

-Esa es la chica que conozco.

-Bueno chicas os veo después.

Coge su bandolera y sale de la cafetería.

-Te apuesto cinco euros a que hay pelea entre el pijo y Cris, y van a cortar. -le digo a Susana.

-No creo que haya pelea, ya que los he visto... Bueno, no quiero volver a recordar como los he visto, pero no creo que corten asi que, acepto.

-Adrianna, me tengo que ir urgentemente, mi hermano ha tenido un accidente con la moto y está en el hospital. -dice Ángela mientras coge sus cosas de la silla.

-No pasa nada, ¿tienes a alguien que te lleve?

-Iba a coger un taxi.

-Espera y te llevo. -le digo mientras me termino la última magdalena.

-No quiero ser una molestia, además, no quiero que faltes a clase por mí.

-No pasa nada, además, las clases que tengo ahora son sumamente aburridas.

-Muy bonito eh, me dejas tirada por la señorita algodón de azúcar. -dice Susana indignada.

-Vente si quieres, traigo la furgoneta.

-Bueno, retiro lo dicho. Espera a que coja mis cosas de la taquilla.

Se levanta de la silla y corre hasta la puerta con dirección al pasillo de las taquillas.

-Se ve que no le caigo bien, ¿no?

-Ángela, si le cayeras bien ya tendría que preocuparme. En cuanto os conozcais un poco más ya verás que todo va mejor.

-Eso espero.

Nos reunimos con Susana en el aparcamiento, la cual está ya arrancando la furgoneta.

-¿Cuando te he dado las llaves si se puede saber?

-No me las has dado, las he cogido.

Gruño mientras meto mis cosas en la parte de atrás y me siento en el asiento del copiloto.

-Ángela, sientate donde quieras.

Ocupa el asiento de atrás y Susana hace que avancemos hasta la salida del aparcamiento.

-¿En que hopital está? -pregunta Susana mientras mira a ambos lados antes de avanzar.

-En el hospital Ramón y Cajal.

-¿Cuantos años tiene tu hermano?

Soy muy cotilla, lo reconozco.

-Tiene veintitres años.

-¿Está soltero? -pregunta Susana concentrada en no chocarse con ningún coche al girar a la izquierda.

-Tenía novia donde vivíamos pero cortó con ella antes de venirnos a Madrid.

-Interesante...

-¿Pero tu no estabas con Izan? -pregunto extrañada.

-Define estar con alguien.

-Enviarle mensajes a todas horas diciendole lo mucho que le quie..."

-Para con tus ñoñerias. La respuesta es no. No estaba con él.

-Vale, vale. -digo sin poder evitar el soltar una carcajada.

Continuamos el resto del camino sin hablar hasta que llegamos por fin. Tras aparcar el coche (algo casi imposible en esta zona de Madrid), caminamos hasta llegar a la entrada del hospital. Nada más entrar percibo el típico olor a hospital que tanto odio. Preguntamos a una enfermera que enseguida nos indica la habitación de su hermano. Habitación 222.

-¿Quieres que nos quedemos fuera? -le pregunto cuando ya estamos delante de la puerta.

-Podeis entrar si quereis.

Abre la puerta y nada más entrar vemos dos camas: una ocupada por un hombre rubio de ojos azules y musculoso y la otra por un señor mayor cogido de la mano su esposa.

-Dani, ¿cómo te encuentras?

-He tenido días mejores.

Se sienta erguido y enseguida se acerca su hermana para abrazarlo.

-Hola, ¿tu eres su hermana, no?

Enseguida centro mi mirada en una chica pelirroja en la cual no me había fijado al entrar.

-Sí, ¿y tu eres?

-Laura León, encantada.

Sonríe mostrando toda su blanca dentadura. Me cae bien casi al instante.

-Ellas son Adrianna y Susana, compañeras del instituto.

Su hermano nos mira y sonríe. Joder, esta bastante bueno.

-Soy Daniel, encantado de conoceros.

Estira su brazo para estrechar nuestras manos.

Estuvimos hasta la hora de comer acompañando a su hermano. Le pido el número a Laura para quedar otro día y de paso también a Daniel.

-Ángela, si quieres te podemos llevar a tu casa.

-Si no soy una molestia me hariais un gran favor.

Llegamos al coche y tras coger las llaves de la mano de Susana arranco el coche y enseguida nos vemos metidas de lleno en el tráfico de Madrid.

~•~

Siento no haber escrito en tanto tiempo, pero por el instituto me es casi imposible buscar huecos para escribir.

A partir de esta semana intentare escribir un poco del capítulo cada día para así poder subir otro para la semana que viene.

A♥

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