IV

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Jeff y Nina habían discutido. Sus gritos se oyeron por toda la cabaña a pesar de estar encerrados en su habitación, y Jeff salió hecho una bola de fuego, con el cuchillo en mano. Apenas llevaba dos meses allí y ya había visto miles de peleas así entre ellos, pero aprendí que Nina necesitaba espacio cada vez que discutía con "su Rey". En cambio, Jeff, solamente quería desahogarse matando, estando o no en compañía. Por lo que allí estábamos los dos, esperando a que Jeffrey se recuperara de un disparo que un policía le había dado.

Te dije que ir a matar fuera del bosque no sería seguro—lo reproché, buscando la forma de sacarlo de allí.

No m-me... Jodas. Jeff The Killer está seguro en todas partes...

Claro...

Las sirenas de los coches policiales se acercaban más y más, por lo que no me quedó otra que cargar el cuerpo de este Mapache en mi espalda.

—¿Qué demonios haces?—Preguntó, sumamente incómodo— Soy demasiado pesado para ti.

Y estaba en lo cierto, pero no iba a permitir que muriera de una forma tan idiota y por culpa de su orgullo. Finalmente, habíamos podido llegar a la cabaña y junto a Nina sanamos la herida de Jeff.

—Entiende que es peligroso, ¡es el hermano de Slenderman!

Una voz chillona me había despertado, pero no tenía idea de dónde me encontraba. Mantuve mis ojos cerrados, solo para oír la conversación.

—No iba a dejar que la lastime, sabes lo peligroso que es Offenderman. Además, se lo había prometido; iba a estar cerca de ella si me necesitaba.

¿Ese era Masky? Entonces esa otra voz debe ser Ann...

—Lo sé, Tim. Pero piénsalo, Slenderman va a molestarse contigo por un simple capricho que has hecho.

No quería admitir que era verdad. Él podría haber seguido de largo y evitar una futura confrontación con su Amo y, en vez de eso, decidió arriesgarse. Pero no quería escuchar un "tienes razón" de su boca, no después de haberle importado como antes. Tosí falsamente, sujetándome las costillas que habían comenzado a dolerme desde hacía unos minutos. Sus voces callaron unos segundos, hasta que Masky habló.

—Déjame solo con ella.

—Pero Tim...

No obtuvo respuesta, abrí los ojos y me encontré con un rostro femenino afligido. Por otro lado, Masky se había sentado en el borde de la cama, mirándome detrás de su máscara. Nurse Ann suspiró y decidió marcharse, dejando la habitación en un silencio sepulcral. Intenté sentarme en la cama, algo que me hizo sentir fuertes pinchazos en el abdomen.

—Quédate acostada, Toby no te encontró en un buen estado.

Así que no fue él, maldición... Fue una desilusión.

—¿Y cuál es mi diagnóstico, doc?—Pregunté, tratando de alivianar el ambiente.

Masky levantó su máscara, dejándola en la mesa de noche y dejando a la vista su rostro, totalmente agotado.

—Tienes las costillas rotas, Offenderman te dio un buen golpe.

—...

No estaba prestándole atención, simplemente permanecí en silencio mientras observaba las ojeras debajo de sus ojos café. Estaba agotado, podía notarse a kilómetros, pero su máscara no permitía ver más allá.

—¿Hace cuánto no descansas?—Pregunté, tomándolo desprevenido.

—Desde anoche, no te preocupes por eso.

Pequeña condenada (Creepypastas y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora