—_____, de-deja q-que ha-hable—se quejó Toby, un tanto triste por no poder participar en la conversación.
—Oh, vamos—respondí, riéndome de la cara que ponía—. Solo quiero molestar un poco.
Tras decir eso, su rostro cambió abruptamente. Una mirada cómplice se cruzó entre nosotros dos, junto a una sonrisa de oreja a oreja. Caminamos sigilosamente hacia la ventana que daba al viejo porche de la cabaña, donde Masky y Hoodie jugaban al póker. La ventana estaba abierta, por lo que no nos costó asomarnos, uno a cada lado de Masky.
—...Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky. Hey, Masky—repetíamos al unísono, una y otra vez mientras reíamos.
Hoodie negó con la cabeza ante nuestra ridiculez, la cual irritó a Masky de una manera monumental.
—Dejen de hacer tantas estupideces—habló, molesto y dejando sus cartas en la mesa—. Tú debías vigilar el bosque. Y tú-dijo mirándome-, para molestar tienes a Jeff.
Me crucé de brazos, molesta por tanta indiferencia. Pero antes de llegar a una discusión por mi parte, una chica bastante alta y pelirroja había llegado a la cabaña.
Desperté con bastante pereza. ¿Por qué tengo que soñar con tantos recuerdos? Y lo peor, recuerdos sobre ellos... Tch. Froté mis ojos y salí de la cama, comenzando con la misma rituna que cualquier persona inicia en su día.
Al bajar las escaleras caracol del castillo, pude oír una conversación proveniente del salón principal. En silencio, caminé sobre la alfombra rojiza que me guiaba hacia una de las gigantescas puertas de madera y apoyé mi oreja en ella.
—Ella ha cambiado, no necesita que alguien la supervise—comentó mi padre—. Le gusta moverse mucho, tus proxys se cansarán de ella.
Su risa inundó la sala, pero no hubo respuesta alguna del invitado. Claro, si es quien yo creo, no puedo esperar una palabra de su boca. Ni siquiera tiene.
—¿Jugar?
Di un salto hacia atrás al ver a Kagekao trepado a la pared frente a mí. ¡Si es que le gusta asustar a la gente!
—Ahora no, Kage. Mierda, me has asustado.
—¡Kekekekeke!
Y volvió a subir por las paredes igual que una jodida araña. No sé aún la razón de que se llevara mal con el resto de los creepypastas, llegó aquí porque se entendía mejor con Zalgo y, a pesar de todo, no entiende suficiente el idioma para responder nuestras preguntas. Mi padre puede, pero no quiere incomodarlo.
Un carraspeo me hizo despabilar. Miré al frente y Zalgo estaba allí, con una ceja enarcada y su cara de desinterés absoluta. Detrás, Slenderman esperaba que yo hablara, o eso suponía.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué él está en el castillo?
Me importaba poco y nada ser una basura frente a Slenderman, yo no era su proxy ni él mi superior. Mi padre soltó una risita bastante molesta antes de responderme.
—Se enteró de tu ilegal visita en su bosque y, como habrás escuchado la conversación, habrás oído que yo te defendí diciendo que eras una buena chica. Lo suficiente como para que él te diera la oportunidad de volver a la cabaña, con el resto de los creepypastas.
No pude ocultar mi sorpresa, seguramente Hoodie me había delatado; nunca le caí bien. Observé la no cara de Slenderman con desconfianza, no esperaba que él aceptara la idea después de lo ocurrido con Sally.
—¿Y a qué cabaña iré?
—Eso es decisión suya, _____. Nosotros seguiremos en contacto, de vez en cuando iré a visitarte y quizás también visite a mi pequeña princesa de las tinieblas.
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Pequeña condenada (Creepypastas y tú)
Fanfiction_____ tiene una misión bastante compleja: volver a ganarse la confianza de los creepypastas y destruirlos junto a Lazari, su pequeña e inocente hermana. Sin embargo, el pasado afectará la decisión que ella deberá tomar; el cariño resurgirá de las ce...