No recuerdo tu nombre, te pongo unos 27 por esa ropa y cabello bien laceado. Uñas pintadas y bien cuidadas, maquillaje perfecto con tu rostro. Ojos cafés oscuros irritables. Debiste tener un buen futuro, pero yo sé lo que hiciste.
De seguro te preguntabas qué hacía buscando a la del frente. O quizás ni te interesaba, quiero pensar que te preguntabas lo primero. Esa era tu función, verdad?
Poco o mucho se dice de los que van a esa oficina, más quejas, más ayuda, más grito, y peor aún la hipocresía en carne. El cinismo de su carrera. Fingiendo paciencia, y ganas de ayudar.
Me preguntaron por qué estaba yo ahí. "Quiero renunciar" - respondí. Me miraron con resignación y con una sonrisa pícara preguntaron el por qué, creyendo que yo respondería con sinceridad. Adopté una actitud seca y fría para responder. Me citaron unos cuántos días y pasé el proceso.
Me gustaría recordar tu nombre, de seguro lo mencionaron en algún momento. No lo recuerdo. Pero debes tener un nombre aquí. Te llamaré Mariana.
Mariana era nueva, casi nadie la conocía pero tenía buena pinta.
Le pregunté: ¿Qué me diría si fuera su hija? - esperando una respuesta satisfactoria y llena de sabiduría.
Rápidamente Mariana se puso pálida, titubeó, fue un silencio profundo. En su pronta frase de respuesta tardía sabía que había clavado el corazón del iceberg. Sus ojos cafés se llenaron de agua. "yo no tengo hijos" - respondió lo más serenamente que pudo aparentar.
Insistí suplicando una respuesta, algo que me dijera qué debía hacer. Pero con resignación acepté su respuesta. En mi mente, se quedó la imagen de Mariana. Aquella mujer bien vestida, de apariencia agradable, de voz temblorosa. Hasta que llegó el día que sentí lo mismo.
Mientras pasaba el dolor más fuerte que pude soportar, me vino a la mente su voz, mi pregunta, su respuesta. Recordé:
Ella se quedó callada. Desfasada, extrañada de aquella pregunta. Con temor de verme a los ojos, y para ser mas condescendiente, miré al suelo.
Mi mente creó historias, historias largas, historias breves, cosas raras...Me vino a la mente que había perdido un hijo
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Ocaso
RomanceA veces pasa. Sí, dan ganas de dormir más de lo adecuado, o de quedarse mirando el techo. O de lanzar llamadas a las 3:00 am y gusta más cuando es respondida.