Empecé por dejar de juzgar números, edades y personas como si fuesen objetos. Empecé a mirar sin etiquetas, sin vestidos largos, sin faldas cortas. Sin prejuicios. Sin barreras.
Empecé a conocerte por lo que me decía tu mirada, y no por tu edad. Ese puto numero que no hace más que crear diferencias. Juzgaba la inmadurez de algunos, el ver canas en el pelo, y granos en la frente. Supongo que todo eso cambió al conocerte. Sentía ese miedo que tienes cuando conoces a alguien y no sabes si has confiado demasiados secretos en pocas horas. No veía nada que no fuera a alguien mirándome a los ojos con algo de miedo también. Aún con todo encontré a alguien que me miraba, que me aprendía, que me escuchaba. Y no sé qué debió ver él. Pero yo estaba ahí, dispuesta a aprender a vivirnos juntos.
ESTÁS LEYENDO
Ocaso
RomanceA veces pasa. Sí, dan ganas de dormir más de lo adecuado, o de quedarse mirando el techo. O de lanzar llamadas a las 3:00 am y gusta más cuando es respondida.