Capítulo 1.

12.3K 716 123
                                    

Miré de nuevo los calzoncillos que tenía delante. No parecían normales. Estaban llenos de algo parecido a crema de afeitar, pero no entendía la razón de ello. Ni quería saberla, si por mi fuera. Pero el hecho de que estuvieran en el suelo de la cocina, sin duda hacía que mi curiosidad me carcomiera.

Fruncí el ceño. ¿Es que alguien se había depilado esa parte intima concretamente con los calzoncillos puestos? Dios, esto era más raro a medida que lo pensabas. ¿Quién los había dejado en el suelo de la cocina? Iba a matar a alguien, estaba segura.

Me acerqué un paso más. No, no se estaban moviendo, solo eran imaginaciones mías. Si Jude los había puesto allí iba a pegárselos a la cabeza con algo. O a su pene. A lo que me fuera más fácil acceder primero.

Gruñí. Esto era asqueroso. Si Rachel los hubiera encontrado, se habría puesto a gritar como una loca y hubiera puesto la cocina en cuarentena. Hubiéramos comido comida a domicilio durante una semana.

La idea parecía algo apetecible, pero no tenía la más mínima intención de dejar esa cosa encima de la encimera. ¡Era donde preparábamos la comida! Nunca se tenía que dejar la ropa interior encima de la encimera, era una de esas normas no dichas. ¿Es que alguien se lo tendría que decir? ¡Tenían diecinueve, por Dios!

Miré la hora. Faltaban unos treinta minutos para irme. Debía darme prisa con esto si no quería llegar tarde a la entrevista.

Decidí despertar a los orangutanes que consideraba como “amigos”. Fui a la sala de estar y, sin dejar de subir el volumen, encendí la radio. La voz del interlocutor hizo un estruendo en toda la casa. Tapé mis oídos, era insoportable. Un grito del piso de arriba hizo que sonriera. Sí, Jude, así es como se las gasta ______ Jaderson cuando encuentra un calzoncillo en la encimera. Y sobre todo es así si este tiene manchas algo extrañas.

-          ¿¡Por qué coño haces eso!? –gritaron un par de voces, bajando las escaleras-.

Apagué el aparato de inmediato, estaba empezando a dolerme la cabeza hasta a mí. Me giré, algo sonriente, para encontrarme a tres tíos usando solo ropa interior, mirándome como si estuviera loca de remate. Tapé mis ojos por acto reflejo y me recordé a mí misma de no volver a hacer algo así. En mi vida.

-          ¿Es que no tenéis ropa con la que dormir? –les reproché, aún con los ojos tapados-.

-          Es verano, hace calor por las noches –escuché a la voz de Max decir, ahora más cerca de mí-.

-          Eso no justifica el hecho de que os tenga delante de mí casi en pelotas.

-          Que fina, hermanita –comentó Duncan, creo que comía una bolsa de patatas-.

Gruñí. –No somos hermanos, nunca lo hemos sido, y nunca lo vamos a ser. Supéralo.

-          Que ruda –dijo Jude, creo que él también comía algo-.

Rodé los ojos. Nunca pensé que verlos con tan poca ropa se me haría tan normal. Esto cada día parecía más la casa Playboy que mi hogar. Podían ser tan guapos como quisieran, pero no los quería ver en su estado de “pleno esplendor”. Creo que un día los veré con una erección por el pasillo y ni me daré cuanta. Lo juro.

Bajé mis manos, las cuales hasta ahora habían tapado mis ojos de imágenes que no quería recordar precisamente. ¿Qué más daba? No era como si fuera la primera vez. Y definitivamente no sería la última con estos chicos. No importaba cuantas veces me encontraran cuando estaban así, no les entraba en la cabeza que la ropa les favorecía.

Miré a los chicos. Ni sabía que Duncan estaba aquí. Así era mi casa, un mar de idas y venidas de gente. Pero por lo menos esa gente me agradaba.

YouTube girl 2: Endless Love |Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora