XXIII Invitación

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Creo que Jason está enfermo.

No he dejado de pensar en él desde que llegué a casa.

Primero, fueron sus ideas extrañas sobre el profesor Crane.

¿Alucinaciones quizás?

Luego, sus bruscos cambios de humor.

¿Bipolaridad?

Y ahora, ese repentino e intenso dolor de cabeza, que no parecía ser producto de fatiga. Y lo que después escuché tras la puerta.

...Yo quiero vivir...

Sin que me lo proponga, aquellas palabras siguen resonando en mi mente.

—¡Isabel, ayúdame a servir la cena!

—¡Voy tía!

~🦇~

—¿Desayunaste?

Me mira de mala gana y sé inmediatamente la respuesta.

—Ten.

Le entrego una barra de cereal. Antes de salir de casa tomé dos.

La mira con desconfianza.

—¿Quién te crees que eres, mi mad...

Abruptamente se calla.

—No voy a estar cuidando de ti, así que más te vale no volver a desmayarte.

Me cruzo de brazos, sin posibilidad de negociación.

De mala gana toma la barra y ante mi mirada de satisfacción, se la guarda en el bolsillo.

La profesora Helena llega y comenzamos la clase.

De vez en cuando miro a Brenda, pero sigue enfadada y desvía la mirada.

Ante sus ojos soy basura, igual que Jason.

Puede que incluso peor.

—Isabel, Jason ¿Cómo van con la obra? —pregunta la profesora, sorprendiéndome.

Ni siquiera hemos comenzado y con todo lo que ha pasado, no tengo cabeza para pensar en eso.

Debería renunciar, tal vez así logre arreglar las cosas con Brenda. Una amistad es más importante que una obra escolar.

—Yo... he estado pensándolo bien y...

—¡Tenemos muchas ideas! —me interrumpe Jason—. De hecho, hoy en la tarde vamos a juntarnos a trabajar en la obra.

Una ola de chillidos y burlas inunda el salón y me hundo en mi puesto.

—¡Uuuuuuy, trabajar en la obra! Así le dicen ahora —se burla Gar, dándole besos a su mano.

—Espero que sea una reunión productiva —remata la profesora y quiero que la tierra me trague.

~🦇~

—¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Acabas de avergonzarme frente a toda la clase!

Avanzo furiosa por el patio, con Jason siguiéndome de cerca.

—¿Trabajar conmigo te avergüenza? ¿Tan feo soy?

¿Feo?

—Eres... Eres... ¡Exasperante! —le grito y se limita a reír como un bobo.

—Tus insultos son maravillosos, no quiero ni imaginarme cómo son tus halagos.

Se adelanta y lo veo alejarse.

Sobre tus alas [Jason Todd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora