VI Miedo

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Sí, al fin él sabe mi nombre y volvemos a darnos un apretón de manos. Su mano es suave, cálida y la mía, que es más pequeña, cabe perfectamente en ella. Como si hubiesen sido hechas la una para la otra.

Siento un tirón y noto que he estado sosteniendo su mano por demasiado tiempo. La suelto, apenada, temiendo haberme puesto en evidencia y que él descubra lo que siento demasiado pronto.

—¿Eres nueva? No recuerdo haberte visto antes —dice, pensativo.

Un puñal al corazón. 🔪💔

—Sí, llegué a la secundaria a principios de año.

—¿En serio? Pensé que habías llegado esta semana.

🔪🔪💔

—Pero si es Carbono. Creí que ya te habrías rendido.

Kory aparece con ganas de fastidiar. Realmente lo disfruta.

—Se llama Isabel —me defiende Dick y mi sonrisa no puede ser más grande.

—Como sea. Pensé que ya te habrías convencido de que esto no es para ti. Eres más del tipo "ratón de biblioteca" —me rodea, inspeccionándome de arriba abajo.

No puedo negar que su presencia me intimida, es alta, con curvas que yo no podría tener ni aunque me atropellaran y de una belleza exótica que hace imposible no centrar los ojos en ella cuando llega a una habitación.

Y yo soy un ratón de biblioteca. Esta es una guerra perdida, pero sigo aquí, no puede ser de otro modo. No voy a rendirme hasta que esté segura de mi derrota y aun así, seguiré pensando que existe alguna esperanza.

~🦇~

—¡Eres mi ídola! —dice Brenda, abrazándome. También piensa que es una guerra perdida y se alegra de que no me de por vencida.

—Siento que es lo que debo hacer, que es lo correcto.

—Cierto, cierto. La historia está llena de victorias inesperadas, sólo piensa en David y Goliat.

Me quedo viéndola sin estar muy segura de si habla en serio o bromea. De todos modos, historia no es una materia en la que ella se destaque.

—La despampanante Kory sería Goliat y tú una versión nerd de David ¡Tienes la victoria asegurada! —sonríe, convencida de que su lógica es innegable.

Y a mí me empieza a doler la cabeza de sólo imaginar algún tipo de enfrentamiento entre ella y yo. Sólo podría ganarle en un concurso de preguntas o en las olimpiadas matemáticas 🤦🏼. Debo enfocarme en conquistar a Dick, no en pelearme con ella.

—Mejor cambiemos de tema ¿Qué castigo te mereces por quitarme a mi compañero de investigación?

—Oh, vamos. No lo tomes a mal. Además, a la que le gustan los desafíos es a ti no a mí.

—Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Eres una tramposa ¡No es justo que yo tenga que soportar al chico nuevo si mi papel decía Kyle!

Un intenso frío recorre mi espalda, paralizándome justo al tiempo que veo al chico pasar por mi lado.

Probablemente oyó todo.

—Ni que lo hubiéramos invocado —susurra Brenda, temblorosa.

Ahora sí que será incómodo quedarme a trabajar con él después de clases.

~🦇~

Al sonar el timbre del fin de la jornada, él sale raudo del salón, sin esperarme. Sin más remedio termino yendo tras él. Todo sea por acabar nuestra tarea pronto.

Y allí está, nuevamente en el rincón más alejado de la biblioteca y esta vez si que mi presencia es indeseada.

¿Debería pedirle disculpas?

—Yo...

—Hay que redactar la información sobre el funcionamiento de la amígdala —me extiende un libro, sin mirarme.

Está muy enfadado.

Cojo el libro y voy hacia un computador para trabajar en la presentación. Supongo que es mejor así, repartirnos las tareas para evitar la interacción social. Al menos podré tener algo de paz.

Tan concentrada estaba que no noté lo rápido que pasó la hora. Quedamos sólo nosotros en la biblioteca, que está por ser cerrada. Por lo menos avancé bastante.

—Sólo nos faltan las respuestas fisiológicas. Yo lo haré en casa —ofrece, saliendo del lugar.

Los pasillos están oscuros y apuro el paso para no quedar atrás.

—Yo... quería disculparme por lo de esta mañana.

En esta oscuridad, él no verá lo sonrojada que estoy y de paso, hablar con él evitará el miedo que comienza a invadirme.

—Está bien. Yo tampoco quería trabajar contigo.

¿Por qué no me sorprende?

—Tu honestidad es abrumadora —pienso en voz alta y lo miro con temor a su reacción.

Algo que parece una sonrisa surca su rostro, pero no puedo asegurar que lo sea.

—¿Alguien vendrá a recogerte? —pregunta, caminando hasta su motocicleta.

El sol del atardecer ya está por ocultarse del todo.

—Vivo cerca de aquí —afirmo, despreocupada.

—¿Será seguro que te vayas sola? Pronto oscurecerá.

—¡Estamos en Gotham! Es la ciudad más segura del país, lo dicen las estadísticas de la policía ¿No ves las noticias?

Por un momento parece perdido.

—¿Desde cuándo?

—Hmm. Por lo que he leído, desde que asesinaron a los Wayne. El gobierno triplicó los fondos para la seguridad pública y las tasas de criminalidad se redujeron hasta casi volverse nulas. Somos un ejemplo para las demás ciudades del país.

Sigo hablando pese a saber que él ya no me oye. Su cabeza procesa lo que he dicho como si se negara a creerlo. De pronto, se pone su casco y acelera hasta desaparecer.

Camino hasta el paradero de buses que queda frente a la academia y espero a que pase el mío.

Ese chico definitivamente es extraño, y maleducado, pero por un momento, tuve la sensación de que se preocupó por mí. 

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¡Gracias por leer! 

Sobre tus alas [Jason Todd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora