16. Tu voz es un sueño

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- Hola, ¿cómo te sientes?

Se incorporó sobre un brazo, quejándose despacito. El cuarto a su alrededor daba un poco de vueltas, y tenía calor. Llevó una mano a su ojo para poder aclarar mejor su vista. Junto a él, estaba Hobi con el ceño fruncido pero con los ojos tiernos, esperando a que respondiera. 

- Mh, bien... - murmuró con voz ronca. Trató de sentarse por completo pero una punzada en su frente le hizo caer otra vez a la almohada con la expresión arrugada. - Ouch.

- ¿Duele aún?

- Sí. - Hobi estaba cerca de él, demasiado cerca. Podía sentir su respiración cálida en la cara, cerca de su mejilla, así que abrió un poco los ojos para verlo de cerca y con la cabeza ladeada. Hobi, Hobi, Hobi... ¿por qué eres tan bello? Me dejas sin aliento.

- Anoche leí toda la información sobre el libro, y adivina qué. - pestañeó rápido para hacerle saber que estaba escuchando. - No fue tu culpa. Lo siento mucho por gritarte ayer. Yo... yo fui el impulsivo, porque creí que estaba haciendo las cosas bien, aunque tú tampoco debiste robar la píldora. Entiendo que está en tu naturaleza, cuando eras zorro también solías hacer eso, de la misma forma, sólo que con tus juguetes o la comida. 

Hubo un silencio en el que Hoseok suspiró, agotado. Se podía ver en su rostro que no había descansado, ¿habría dormido algo siquiera?

- Hobi. - comenzó a decir llevando tímidamente una mano a poner un mechón de cabello detrás de su oreja suave. - Perdón. 

La sonrisa cansada lo hacía ver adorable, con sus pómulos alzados y sus párpados pesados. Ese era Hoseok, su chico. Sintió un borbotón de palabras bonitas amontonarse en su cabeza, halagos y adulaciones cursis, demasiado empalagosas, pero aún sabiendo que podía decirlas todas, no se comparaban a compartir un momento de silencio acogedor con Hobi. Y como era temprano en la mañana, la luz que se colaba por la cortina le daba de costado en su cara, haciéndolo ver tan etéreo. 

Vaya, etéreo. 

No sabía de esa palabra, pero se ajustaba bastante bien a la vista frente a él. Sin quererlo, estaba alzando las comisuras de sus labios y Hoseok lo notó, alzando una ceja con una expresión divertida. 

- ¿Qué es divertido? - negó con suavidad, agrandando aún más su sonrisa. 

- No es que algo sea divertido... es sólo que tú... - comenzó a decir, pero se detuvo cuando el castaño borró su sonrisa. ¿Mh? Hoseok se separó de él para acostarse a su lado, cubriendo sus ojos con el brazo. Estaba mordiendo su labio con nerviosismo. ¿Había hecho algo mal? ¿Por qué el cambio abrupto? - ¿Hobi?

- Estoy bien. - susurró. 

Pero en realidad, no. Hoseok no estaba del todo bien. Le estaba por dar algo... porque si ya... era difícil no reaccionar a la voz de Tae cuando hablaba frases cortas y monosílabos, ¿cómo rayos se suponía que fuera ahora? Su cuerpo se sentía derretir con la voz profunda y aterciopelada del pelinaranja, era incontrolable que su abdomen se apretara un poco, porque era tonto negarlo. Le gustaba demasiado su voz. Demasiado.

- No tes ves bien, ¿dormiste algo o...?

Mierda, no hables tan de corrido, o voy a desmayarme. 

Aún tenía el brazo sobre sus ojos, pero pudo percibir el movimiento de la cama cuando el chico se acercó más. Él estaba poniendo un brazo a cada lado de su torso y su respiración chocando en su brazo. 

Oh, no, oh, no.

- Tae... - susurró corto de respiración. - Tae, no te subas encima de mí. 

- ¿Por qué? - no lo hacía con ninguna intención, él lo sabía, pero rayos. No podía mirarlo. - Hobi, me estás preocupando. ¿Había algo malo en el libro? ¿Por eso estás así?

¿Dónde está mi zorro? • (vhope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora