En la colina de las llamaradas

73 6 0
                                    

Estoy en un valle, un valle que conozco desde hace años, un lugar de seguridad y tranquilidad para mi, a pesar del dolor que estoy sintiendo fuera de mi mente, al estar siendo operado.
El lugar que veo es verde, con cielos azules y soleado, con un terreno firme. Sin embargo me veo a la necesidad de avanzar, cada vez por terrenos más poderosos, que desgarran la suela de mis zapatos, hasta que se destruyen y no me queda de otra que andar a pie.
Aún recuerdo la sensación de dolor que sufrí antes de esta enfermedad, ya no recuerdo ni de donde soy, ni en que lugar estoy, eso ya no importa, ya no importará.
lo que recuerdo son sentimientos en los que cada uno se presenta ante mi como sucesos de mi vida.
Pero el dolor los gobierna todos, dolor por las tragedias que me han pasado, dolor por el mundo, dolor por la sociedad, dolor al hecho de desaparecer de la existencia de los demás y ser un simple sentimiento que provocaste en su memoria y que desaparece. En estos momentos en los que camino por mi mente, sobre una colina con piedras filosas que sacan sangre a mis pies. Puedo ver a lo lejos en una colina, llamaradas con mi voz, con mis gritos.
Los siento sobre mi, son el dolor que me ha marcado, los que me han hecho ser quien soy...
Y aún que esas llamaradas se mueven hacia mi y me queman, yo las tengo que soportar y avanzar, seguir hasta un punto incierto, donde no sabre si estaré mejor o peor, las tengo que asimilar y resistir.
Y es en el momento donde siento que ya no puedo más, donde las llamaradas me están quemando, donde las utilizo como mi fuerza para seguir, donde me hacen más fuerte y me recuerdan que el dolor nos hace sentir vivos.
Mientras me levanto en fuego por estas llamaradas de recuerdos y dolor, llegan a mi la sonrisa de mi hijo, su fallecimiento, la primera cita de con mi novia, y nuestro rompimiento, llegan a mi mis vicios, mis accidentes y todo li que ha provocado una marca en mi, y a pesar de la soledad, tanto en este campo metafísico de mi mente como en el de la vida real resisto y resisto. Es cuando estás al borde de la muerte cuando te das cuenta de tu significado en la vida, es cuando estás al borde de la muerte cuando se te ocurren todas las teorías filosóficas que podrían cambiar al mundo, pero no hay tiempo para escribirlos.
Paso la colina, las llamaradas y yo ya somos uno, hasta que finalmente llegamos a donde se ve una luz, la traspaso y se nubla mi vista...
Despierto en una camilla de hospital, dicen que me han sanado, aún tengo marcas en los huesos, esta enfermedad me devora y el dolor lo tengo siempre. No sé si haya algo más allá de mi entendimiento que me haga seguir vivo, pero aún así me alegro.
Pero si no siento dolor,  no sería humano.
Sino no me sentiría vivo y agradecido por asimilarlo.
Solo recuesto mi cabeza en la almohada, veo en la ventana que está al lado de mi camilla y sonrío.
Ya asimilé mis llamaradas, ¿tu lo harás?

Cuentos Del Baúl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora