La nueva deidad (Kamisama Hajimemashita)

Capitulo 4: "Una vida en huir"

***Narrador***

Después de varias horas de empacar lo que recientemente Annie había desempacado, salieron rumbo al templo de Nanami, ya había oscurecido así que antes de entrar al templo Mizuki salto de repente y abrazo a Nanami.

-         ¡Estaba tan preocupado! Creí que te había pasado algo – dijo Mizuki mientas abrazaba con fuerza a Nanami y lloraba un poco.

-         Le dijimos que estuviera tranquilo, que Tomoe- dono estaba con usted pero aun así siguió inquieto – dijo Onikiri acercándose a ellos junto con Koutetsu. - ¿Quién es ella? – pregunto y señalo a Annie.

-         Ella es Annie, es una deidad y vivirá con nosotros de ahora en adelante. – dijo Nanami zafándose de Mizuki. – ven Annie, vamos a cenar algo mientras nos cuentas la historia de eso que te persigue.

-         Si claro, pero… ¿no debería desempacar primero? – pregunto Annie y señalo sus pertenencias.

-         Tranquila, eso lo puede hacer mañana Mizuki. – dijo Tomoe despreocupado.

-         Sí, eso lo puede hacer mañana Miz… ¡¿Qué?! – dijo Mizuki dándose cuenta de lo que había dicho Tomoe.

-         Ya escuchaste, ahora mete todo y date prisa que  también debes de escuchar la historia tú. – dijo Tomoe y todos entraron al templo.

Después de que estuvo preparada la cena, todos se sentaron a escuchar la historia de Annie, incluso Onikiri y Koutetsu.

-         ¿Y bien?… cuéntanos. – dijo Nanami un poco emocionada.

-         Bueno… - comenzó a relatar Annie – todo empezó hace muchos años, yo tenía alrededor de 7 años y mi nana y yo vivíamos en una pequeña ciudad muy tranquila en la que nunca pasaba nada. Un día las personas comenzaron a desaparecer, y después de unos días encontraban sus cadáveres sin ningún hueso en sus cuerpos. Mi nana temía que me llevaran a mí también, así que nos mudamos a otra ciudad, la primera de muchas mudanzas. La nueva ciudad no quedaba muy lejos de la anterior, pero mi nana creyó que era suficiente, hasta que las desapariciones comenzaron otra vez, pensaron que era una coincidencia y nos volvimos a mudar una y otra vez y siempre era lo mismo. Pasamos mucho tiempo así, hasta que decidimos mudarnos a un lugar mucho más apartado, y todo se tranquilizó, pasaron años y nosotras nos confiamos, comencé a dejar expuesta mi marca de deidad, a practicar el uso de mis habilidades a plena luz del día, vivimos tranquilas, pero un día, mientras paseaba por el centro comercial, vi en un periódico un encabezado que me helo la sangre, el encabezado decía “extrañas desapariciones en la ciudad, ¿acaso se trata de un asesino en serie?”, en ese momento corrí lo más rápido que pude, tenía que llegar a casa lo antes posible y avisarle a mi nana que debíamos mudarnos de nuevo, pero cuando llegue… - la voz se le corto en ese instante, todos la miraban perplejos, Annie tomo aire y continuo con su historia. – cuando llegue, ella estaba tirada en un charco de sangre y junto a ella un hombre, alto y delgado, que usaba un parche en el ojo, desde que lo vi supe que esa no era su forma real y cuando la vi… detrás de esa apariencia humana estaba una bestia quimérica, el hombre me miro y me dijo “hace tanto que mis legiones y yo te buscamos, y por fin, te he encontrado” yo no entendía porque me buscaba, el hombre continuo “ durante siglos mi pueblo ha sobrevivido gracias a los huesos de los humanos, pero esos huesos no nos pueden mantener vivos por mucho tiempo, en cambio, los huesos de una deidad pura como lo eres tú, nos darían la inmortalidad”, el hombre se me acerco y continuo hablando “debo admitir que me lo habías puesto difícil, durante tanto tiempo se mudaron a lugares cercanos que jamás creí que llegaran a cambiarse hasta de continente, pero ahora, no hay nada más que hacer que no sea reclamar lo que mi pueblo anhela, y tu marca de deidad, sé que pagarían mucho por ella en el mercado negro” en cuanto dijo eso, cree una barrera de fuego entre él y yo y salí huyendo, el hombre grito que no me dejaran escapar, corrí como no tienen idea, hasta que llegue a un callejón sin salida, me tenían acorralada, no podría huir, en eso recordé algo que me había dicho mi padre, el una vez me dijo que podía ser uno con la naturaleza, y recordando eso, me transforme en niebla y escape. Llegue a una ciudad vecina, y alquile una habitación en un hotel para poder descansar,  en ese momento mi padre me llamo y me sugirió mudarme aquí, prácticamente me iba al otro lado del mundo y me dijo que cambiara mi apariencia, aunque solo teñí mi cabello, y sobre todo que cubriera mi marca de deidad, así que a la mañana siguiente comencé a preparar todo y me mude nuevamente, pero esta vez… sola. – las lágrimas le corrían por las mejillas, Mizuki se acercó a ella y la abrazo para consolarla, Annie se tranquilizó.

-         Y… ¿crees que aun te estén buscando? – pregunto Nanami.

-         Seguramente. – respondió Annie ya recuperada del todo.

-         Pero seguramente pasaran años hasta que te vuelvan a encontrar, si es que te encuentran. – dijo Mizuki.

-         Sea como sea, debemos estar preparados, si te encuentra, todos correremos un gran peligro. – dijo Tomoe en un tono sumamente serio.

-         Pero al ser ella una deidad pura, tiene un gran poder y podrá enseñarle a Nanami-sama a controlar sus poderes. – dijo Koutetsu.

-         Koutetsu tiene razón. – reafirmo Onikiri.

-         Hare lo que sea para que Nanami aprenda a controlar sus poderes. – dijo Annie un poco animada.

-         Pues no se diga más, pero por ahora, debemos ir a dormir, mañana tenemos clases. – dijo Nanami poniéndose en pie.

-         Tienes razón, y ¿Dónde puedo dormir? – pregunto Annie.

-         Ella puede dormir conmigo. – dijo Mizuki.

-         ¡claro que no! - respondió Tomoe y le dio un fuerte golpe en la cabeza a Mizuki.- por el día de hoy dormirá en la misma habitación que Nanami, mañana estará lista una habitación para ella.

-         Pues bien, ven conmigo, es hora de descansar. – dijo Nanami y condujo a Annie hacia su habitación.

El destino ya estaba escrito, Annie se convertiría en la entrenadora de Nanami, y la entrenaría para una guerra que se aproximaba, una guerra en contra de legiones y legiones de quimeras. Desde ahora comenzaría el verdadero trabajo.