Perdón, Amor Mío

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Mi madre abrió la puerta, sus ojos se agrandaron cuando me observó

-¿Yerin?- Preguntó, su voz sonaba rasposa, triste y a la vez esperanzada.

Asentí, y me obligué a darle una sonrisa forzada, la saludé.

-Hola madre, te presento a Arón Piper, mi prometido.- Dije, y se presentaron. Mi madre me miro. No sabía como describir su mirada. Era de sorpresa, dolor y alegría, supongo.

-Un placer, Arón. Adelante, por favor.- Dijo y nos dejó pasar.

Me sentía extraña en esa casa, una sensación de agonía y felicidad. Como si ya no perteneciera a ese lugar, y era cierto. Ya no era de allí.

-¿Dónde está papá?.- Pregunté con curiosidad, ella se mostró deprimida una vez más.

-Nos separamos poco después de que te vayas.-

Asentí como si fuera nada. Ya era de esperarse, mi padre era un desgraciado.

Arón nos miraba atentamente y mi nerviosismo subió a las nubes.

Se formó un nudo en mi garganta, y tragué fuerte para bajarlo y preguntar algo que me moría por saber...

-¿Y sinb?.-

El aire se tornó tenso, y mi madre se volteó,dándonos la espalda.

.No sale de su cuarto desde ese día. No quiere vivir ya, o eso me dice. La hemos internado dos veces por intento de suicidio. Gracias al cielo, ando cerca para evitarlo.- Comentó, y mi corazón se heló al escuchar eso.

La volteé y dio un sonido de sorpresa, mi corazón latía a mil.

-¿Por qué no me lo has dicho antes? ¡Me lo hubieses dicho antes!.- Dije y la agarré de los hombros,una mirada fulminante dirigida a ella. 

Arón me agarro del brazo y me separo de ella, su mirada entre preocupado y extrañado.

-Yerin, por Dios, ¿Qué te sucede?- Preguntó Arón alarmado y mis ojos se endurecieron

Lo miré fijo a los ojos y le sonreí, una sonrisa tan forzada que me dolía.

-Mi amor, con todo el amor que te tengo, no te metas en donde no te han llamado.- Dije, y me marché hacía la habitación que era de mi hermana, dejando a Aron sorprendido 

Respiré profundo y toqué la puerta suavemente. No escuché respuesta.

Decidí abrir la puerta y entrar, logré ver a mi hermana, pálida,deprimida, sus ojos de antes se veían retadores y cristalinos, ahora... un color hielo que me preocupaba.

Ya sus ojos no brillaban, su sonrisa estaba caída y su cuerpo frágil, sus brazos llenos de cicatrices muy profundas

-¿Yerin? ¿es este otro delirio?- Preguntó, sus ojitos observando mi presencia.

-No Sinb, estoy aquí.- Dije en un tono suave, ella se sentó de golpe y me abrazó.

-No sabes cuanto esperaba que regresaras junto a mi.-

-Sin...

-Ya quería que fuéramos felices de nuevo.- Dijo esperanzada, y mis ojos se llenaron de lágrimas.

-Sinb, ya no se puede...

Sus brazos se despegaron de mí, como si mi piel quemara y sus ojos me miraron firmes, pero llorosos.

-¿Por qué?- Preguntó con la voz rota y respiré profundo, calmando mi propio dolor.

-Porque vine aquí otra vez para casarme, estoy comprometida- Dije y me arriesgué a mirarla.

-¿Cuándo?-

-En dos meses.-

-Bien, felicidades.- Me asustó su frialdad 

Traté de agarrar su mano, sin embargo... ella me dio una bofetada y un rostro sin emociones me observaba. 

-No me toques, fuera de aquí.-

-Sinb, por Dios-

-LÁRGATE!

Salí de la habitación luego de eso...

Un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora