DOS

2.9K 202 94
                                    

Después esas palabras, Jerome comenzó a tomar una ruta que dirigía directamente a una playa cerca de aquí.

¿Hizo todo eso solamente para traerme a la playa?

Seguramente no. Jerome no hace acciones pequeñas. Incluso detrás de una sola palabra puede haber mucho detrás. Siempre era así cuando se trataba de Jerome.

—¿No piensas bajar? —preguntó una vez que habíamos llegado y él se había situado afuera de la ventana de mi lado.

—¿Por qué me trajiste aquí? —bajé.

—Solamente quería verte. —contestó de forma lenta y tranquila.

—Pudiste haberme llamado.

—¿Y saltarme toda la diversión? No lo creo —negó rodando los ojos.

—¿A eso llamas diversión? ¡Casi matas a mi amigo! —exclamé.

—Si es que no lo maté... —susurró de forma divertida, pero lo ignoré.

Sólo quería provocarme. O eso quería creer

—Y sabrá Dios a cuántas personas más has matado.

—Eso no es de la incumbencia de nadie. Ni tuya, ni de tu jodido Dios.

Abrí los ojos con sorpresa.

Jerome siempre había creído que Dios cuidaba de él. Y él tenía fé en que él podía cambiar a su familia.

—¿Qué fue lo que te sucedió?

—Bueno, ya sabes. Los niños crecen y se dan cuenta de que el hada o el ratón de los dientes no existen —contestó con burla.

—Estás loco.

—Tal vez.

Me tomó del brazo, provocando que cada nervio de mi cuerpo se tensara.

—Que los haya matado a todos ellos no quiere decir que haré lo mismo contigo. Relájate.

Con sus palabras me tranquilicé un poco. Parece chiste, pero fue así.

—¿Por qué viniste?

—Ya dije que quería verte —contestó serio.

—Sé que dijiste eso, pero ambos sabemos que quieres algo más.

—Tal vez...

—¿Entonces?

—Quiero que vuelvas a Gotham conmigo. —contestó mirando hacia el mar.

El sol golpeaba su rostro de una forma especial. Parecía aquellas pinturas artísticas que pueden observarse y apreciarse en un museo.

Porque aunque me espantara, Jerome era arte puro. Arte que tenía que ser apreciado, y eso él lo sabía.

—No. Estás loco.

—Creí que ya habíamos establecido eso —contestó harto.—, pero ese no es el punto, querida.

—¿Cuál es el punto?

—Te extraño. —contestó después de varios segundos.— Desde el primer momento en que te fuiste supe que habría soledad en mi vida. Es gracioso —suspiró—, por la familia que tengo cualquiera diría que estaba sólo. Pero tú y tus padres hicieron sentirme amado. Contigo a mi lado me sentía bien. Me sentía... Feliz —sonrió un poco, con su vista en la arena— ... Pero tuviste que irte y dejarme ahí —contestó enojado mientras apretaba los puños.

—Jerome, lo siento mucho. Pero sabes que no podía llevarte conmigo.

—Lo sé, no soy estúpido. Pero pudiste haberte quedado.

—Jerome...

—¿Acaso encontraste a alguien más? —contestó mientras que su mano izquierda agarraba mi brazo, y con la derecha sostenía mi cuello con algo de fuerza.— ¿Encontraste a alguien de tu misma economía, eh? ¿Es eso?

—Jerome estás lastimándome —contesté con lágrimas en mis ojos.

—él me soltó mientras susurraba un pequeño "no importa" casi inaudible.— Deja de llorar. Creí que eras más resistente al dolor.

—Y yo creí que tú estabas más cuerdo.

—él rió— Ambos sabemos que no es así. Siempre supiste que estaba mal. Muy en el fondo.

No sabía qué decir ante tanta verdad.

—Vuélve a Gotham conmigo. —no me lo estaba pidiendo, ni tampoco era una sugerencia. Él estaba a exigiéndome.

—No puedo dejar a mamá sola —me excusé.

—Podemos llevarla con nosotros.

—Ella no querrá ir. No quiere regresar.

—Entonces puedo matarla. O mandar a alguien a matarla, da lo mismo.

—¡¿Estás loco?! —pregunté enojada— ¿Cómo se te ocurre creer que dejaría que la mates.

—Entonces hazlo tú. —abrí los ojos con sorpresa. Saco una navaja de su pantalón y la situó cerca de mi cuello.— Mátala. Si no quiere ir, mátala.

—Estás muy mal de la cabeza, Jerome, necesitas ayuda.

—No necesito a nadie más que a ti.

—Necesitas ayuda de un psicólogo.

—¿Qué te hace creer eso? —preguntó con sorna.

—Para empezar comenzaste un tiroteo en mi escuela, y ahora quieres que mate a mi propia madre.

—Ah, eso. —rió.

Dios, su risa da muchísimo miedo.

—Creí que sí lo harías. —se encogió de hombros.— Digo, casi matas a tu padre.

—¿Eh?

—Ah, verás. —comenzó a hablar.— Estuve investigándote desde que te fuiste. Tengo una amiga que sabe cómo irrumpir en la vida de los demás, y descubrió ti sucio secreto.

Me tensé.

—Dime, ¿Tu mamá sabe sobre eso?

Me quedé callada. Estupefacta.

—Lo supuse. —caminó hasta el auto, y por alguna razón lo seguí.— Piénsalo. Si quieres irte esperaré tu llamada.

—No tengo tu número.

No mentía. Intenté llamarlo tres días después de irnos, pero nadie contestó. Y así sucedió durante siete meses.

—Oh, créeme que sí lo tienes. —guiñó un ojo.

—¿Y qué si no te llamo?

—Entonces sabré cuál fue tu decisión. —contestó— Pero no te preocupes, si no vas conmigo al caos de Gotham, el caos vendrá a ti.

Finalmente se fue a gran velocidad en aquella camioneta que dudaba que fuera suya.

¿Y ahora cómo regreso a casa?

*•.(*•.♱.•*).•*
✧☆.* TOXIC! *.☆✧
♱«..•° TOXIC! °•..»♱
.•*(.•*♱*•.)*•.

capítulo realmente muy MUY corto, y puede que haya un poco de capítulo en mi relleno JAJAJA.

felis juebes

T O X I C !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora