- Débil -

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Ojalá el tiempo se hubiera detenido en aquella ocasión, porque lo que vino después sólo fué oscuridad, tristeza y lágrimas. Todo lo contrario a lo anterior vivido por ambos antes de mi realización.

La noche siguiente, esperé a Jimin junto al río como siempre acostumbraba hacer. Pero pasaron las horas y él no llegaba.

No pude evitar preocuparme. Él siempre llegaba a la misma hora.

¿Y si le pasó algo? 

Su ocupación era pelígrosa, y él andaba por su cuenta, podría pasarle cualquier cosa estando solo y desprotegido por la noche en la ciudad. Fué entonces que recordé la vez que lo vi por segunda vez, aquella vez que ese rufian lo golpeó, y entré en pánico.

Encendí el motor y comencé a recorrer la ciudad sin descanso, recorriendo las calles más transitadas y las que pasaban por locales nocturnos. Pero era inútil. Era como buscar una aguja en un pajar. Ni siquiera tenía su número de celular para llamarlo, nunca se me ocurrió pedírselo y tampoco vi que llevara alguno.

Comencé a impacientarme. Yo siempre fuí algo ansioso y comencé a temer lo peor.

Me detuve y traté de calmarme, pues no quería angustiarme en vano. Se me ocurrió pensar que tal vez Jimin no salió a trabajar esta noche y se quedó en su casa, el único sitio que no se me ocurrió revisar al dejarme llevar por la desesperación y el único lugar más seguro en donde podría estar, aparte de mi lado.

Fuí hasta su casa, sólo para descubrir que era un refugio donde se quedaban prostitutas a dormir. Aquello me desconcertó y entristeció al instante. Siempre creí que esa era su casa.

Nunca reparé en lo mala que podría llegar a ser la situación de vida que llevaba Jimin. Él siempre estaba tan alegre que no me permití ver a travéz de esa máscara de felicidad que ocultaba su triste realidad, incluso viendolo de frente y siendo consciente que se prostituía para sobrevivir.

De repente sentí que lo que viví todo este tiempo sólo fué un espejismo que me obligué a crear para nosotros.

Darme cuenta de que todo este tiempo hice la vista gorda a sus problemas hace que me sienta asqueroso. Casi tan asqueroso como sus clientes, a los cuales aborresco por apoyar su ocupación, porque yo fingiendo que no pasaba nada, sin darme cuenta, también estaba apoyandolo, cuando enrealidad debí ayudarlo. Me sentía terrible.

-¿Vienes a pasar un buen rato, cariño? -Me preguntó una mujer exageradamente maquillada con voz sensual que rayaba en lo bizarro.

-No, disculpe, estoy buscando a Jimin ¿Él está aquí? -Pregunté por Jimin, tratando de sobreponerme al shock de enterarme de todo lo anterior, pues justo ahora encontrarlo era mi prioridad.

-Oh, eres gay, bueno cielo, él no está aquí ahora. Así que si quieres recibir de sus servicios-

-¡No vine por eso, por Dios! Soy su amigo.

-Hwasa, déjalo -Le llamó la atención otra muchacha desde adentro de la propiedad, acercandose a la puerta.

-Yoona ¿Lo conoces?

-Tú eres Jungkook ¿No es así? -Me preguntó aquella muchacha, a lo que yo asentí con timidez.

-¡¿Tú eres el chico del que siempre nos habla Jimin?! -Exclamó la tal Hwasa, serenizando sus rasgos hacia mí.

Ambas chicas se sorprendieron de verne por primera vez y, para mi mayor preocupación, se asustaron de saber que no encontraba a Jimin, pues, según ellas, si no fuera por mí no tendrían la seguridad de saber que Jimin llegaría a salvo cada noche. Y eso sólo sirvió para angustiarme por completo, porque si para esta hora Jimin no aparecia, entonces algo grave debió pasarle.

Prostituto (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora