Parte 3

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Dos horas antes, en la carpa:

La inspectora Sierra se sentía en ese momento la mujer más dichosa del mundo. Habían hecho una jugada extremadamente inteligente y estaba consciente de ello. Aquella mujer de cabellos de fuego y vientre materno se pagoneaba por el interior de la carpa como si fuera una quinciañera.
- Inspectora, no creo que debamos cantar victoria todavía, aún tenemos que sacar a esos delincuentes del banco. - Le dijo aquel guardia uniformado de facciones firmes y consistencia musculosa.
- Suárez, por favor, tranquilízate. ¿Qué no vez que ya al calzonazos del Profesor lo que le queda en la partida es muy poco?. Eso si no decide entregarse antes, ¡ja!, ahora que no tiene a su Raquelita su corazón debe estar hecho pedazos. - Dijo alzando la mirada y riendo burlonamente. - Además recuerda que tenemos guardada también una sorpresita para los del banco.
- Sí, pero después de la explosión del tanque deberíamos ser más precavidos, no sabemos ya hasta que punto son capaces de llegar.
- No creo que puedan con esto, la verdad, no lo sabrán hasta que les explote en la cara. ... -Rió jocosa ladeando suavemente la cabeza y haciendo una mirada traviesa - Y nunca mejor dicho, ¿verdad? Ambos se miraron cómplices y rieron al unísono. Estaban tan cegados por los deseos de triunfo que no les importaba a quienes tuvieran que quitar del medio para lograr su victoria. Lo que para los Dalí había empezado como una simple partida de ajedrez, para ellos siempre había sido una guerra, una que tenían que ganar a toda costa.

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- ¡¡Es extremo!!..¡¡TENGO INFORMACIÓN SOBRE EL PARADERO DEL PROFESOR!! -
Sintió que solo con escuchar esas palabras salir de su boca podría odiarse a sí misma eternamente. Todo su entorno se centró en ella, incluso el guardia con el que estaba entablando conversación intentaba ocultar la expresión de sorpresa y curiosidad que se había dibujado en su rostro. Pues, de ser verdad, sería la mejor noticia que aquel cuerpo policial recibiría en muchos años laborales. El policía dudó un poco al principio, pero no podía ser indiferente ante aquel inesperado comentario que había dejado boquiabierto a más de uno.
- Por favor, espere un momento aquí. El hombre robusto le dio la espalda y se dirigió derecho al centro de la carpa. Ella se quedó ahí quieta pensando una y otra vez lo que iba a hacer tratando de convencerse. No quería parecer nerviosa pero sus manos temblorosas la estaban delatando, por suerte pudo respirar hondo y controlarse un poco. Cuando vio al hombre de uniforme regresar hacia ella, ya no estaba solo, sino que venía acompañado de aquella pelirroja embarazada que acostumbraba a destilar frialdad y desamor a su paso. Ambas mujeres quedaron frente a frente batiéndose en un sutil pero feroz duelo de miradas.
- ¿Es usted la inspectora? - Dijo tratando de parecer ingenua y desorientada.
- Alicia Sierra, es un placer. - La pelirroja le extendió la mano en falsa cortesía y Mabel le devolvió el saludo dedicándole una sonrisa sarcástica.
- Bueno, me han dicho que vas a darnos la alegría del siglo, que sabes dónde está el Profesor, ¿y bien?.....¿a qué esperas?
- No, no, así no. Tengo entendido que semejante noticia lleva consigo una recompensa.
- Y la tendrás, en cuanto me ayudes. - Mordió su labio y sonrió burlándose de sus propias palabras, pues sabía que no había comentario más falso que ese.
-  Verá, inspectora, a mí me gusta hacer las cosas de la manera legal, y quiero estar segura de que esto no es un engaño, de que ambas saldremos con lo que buscamos.
- Vaya, veo que eres astuta, y yo respeto eso. Muy bien si así lo quieres, pues pasa, adelante. - Dijo moviéndose a un lado dejándole el camino libre a la entrada. - Pero te advierto, nos tomará más tiempo del que tenía previsto.
- No hay problema, soy paciente. -
Estando dentro miraba cada detalle con mera atención, tratando de grabar cada rincón del lugar en su mente. Sierra la guió hasta una parte que quedaba aislada de los ordenadores tratando de tener la mayor privacidad posible. Ambas se sentaron quedando una frente a otra. La pelirroja se valió de una hoja y un bolígrafo y retuvo un momento su mirada ante aquella chica de cabello lacio y ojos color café.
- Muy bien, ¿nombre? - Dijo severa apoyando la punta de la pluma sobre la superficie del papel, lista para escribir.
- ¿Perdón? No sabía que el nombre fuera algo imprescindible, digo si solo quieren una dirección ¿para qué tomarse tantas molestias? - No quería dar a conocer su identidad, lo más lógico era falsificarla pero tampoco se veía en condiciones de eso.
- Querías hacer las cosas del modo legal, ¿no? ¿Cuál es el problema?
- Dígame una cosa inspectora, ¿usted siempre cumple su palabra? Digo, no sé, nunca ha hecho algo que sabe que está mal y que no puede hacerlo, pero sabe que se va a beneficiar y aún así lo hace. En su trabajo por ejemplo.
- Dime algo guapa, ¿tú en realidad estás aquí por ayudarnos? Porque no me ha quedado muy claro de qué lado estás.
- Estoy del lado justo, siempre lo he estado y si hay que hacer sacrificios a veces para seguir adelante se hacen - Le dijo levantándose de la silla e inclinándose sobre ella con las manos apoyadas en la mesa. - Y digo más, creo que todo esto que ustedes hacen no es más que un montaje y si estoy aquí hoy es porque no me queda otra opción.
- Ya está bien, me parece que nos estamos desviando un poquito de lo que nos corresponde. Si mal no recuerdo tú ibas a delatar a alguien, ¿no?
- No sé si quiera hacerlo ahora, lo he pensado bien y ustedes no se merecen adquirir tal información, no con todo lo que seguro han hecho, y me lo estas demostrando con la ignorancia de tus palabras.
- Mira cariño, lamento decirte esto pero tengo asuntos más importantes que atender.
- ¿Más importantes que atrapar al líder de la banda?, oh oh muy bien entonces me largo. - Dijo apresurada en interrumpirle.
- Oh no yo creo que no, si no nos dices dónde está el Profesor, estarás detenida hasta que el caso se termine.
-  ¿Qué?,¡¿Y bajo QUÉ CARGO?! - Gritó con voz aguda indignada por lo que había acabado de escuchar.
- Bajo el cargo de haberle mentido a un oficial de policía...¡¡SUAREZ!!, ¡¡VEN AQUÍ!!
- ¿Sí?
- Encárgate de ella, que no abandone la carpa, está detenida hasta nuevo aviso.
- Entendido. - Se aproximó aguantándola rígidamente por la parte superior de los brazos.
- ¡Hey!, suéltame, ¡me lastimas imbécil! - La sentó bruscamente de nuevo en la silla, esposando sus manos en el respaldo de esta. Sierra se dirigió hacia la salida, haciendo caso omiso a las miradas a su alrededor. Era una mujer extremadamente dominante, el que había dicho que la policía era profesión de hombres era porque no la conocía. Sabía que no podía detener alguien solo porque sí, pero no le importaba, una vez que quería algo se disponía a hacer lo que fuera por conseguirlo.

_La Estrategia Deseada_//Fanfic_👓La Casa de Papel👓_afterSeason3❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora