Parte 4

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Palawan, dos años y medio después del atraco a La FNMT.

El olor irresistible a café se colaba por cada rincón de la casa hasta llegar a su habitación. La mañana estaba despertándose y los tenues rayos del Sol que acariciaban las olas del mar se escabullían entre las cortinas. Cada despertar en aquel paraíso parecía de cuento. Se retorció un poco y llevó su mano izquierda al otro lado de la cama. Aún estaba dormida pero entre sueños podía sentir el frío que la compañaba a su lado. Oyó el sonido ligero de la puerta abriéndose y a pocos segundos sintió un beso tierno en su hombro. No pudo evitar sonreír al notar el dulce olor de Sergio a su lado. Éste le acarició la mejilla dejando un beso húmedo en sus labios.
- Buenos días amor, feliz cumpleaños. - Le dijo él acariciando nuevamente su rostro y dedicándole una sonrisa.
- Gracias cariño. - Se sentó lentamente acercándolo de la nuca para volver a besarle.
- Te he traído algo, para que empieces bien el día. - Miró hacia la bandeja que había dejado en la mesa al lado de la cama, la cual contenía un delicioso desayuno que él se había dispuesto a prepararle previamente. Sergio cogió con el tenedor un pedazo de fruta y lo llevó hasta la boca de ella, haciendo que se saboreara.
- Mmm...podría acostumbrarme a esto.
- Espero que entiendas que el desayuno no es sólo para ti.
- ¿Ah no? - Sonrió traviesa.
- No, es más, cierra los ojos, te tengo una sorpresa. - Él buscó un pañuelo y vendó sus párpados que ya permanecían cerrados. Raquel dibujó una sonrisa en sus labios imaginándose lo que estaba por venir. Cogió un frasco de Nutella que tenía escondido y lo acercó a su nariz. Ella se retorció levemente y dejó escapar un suspiro de su boca casi tan dulce como el olor que sentía.
- ¿Y esto es parte del desayuno? - Le dijo ella con voz lasciva.
- Sí, pero del mío. - Se acercó a su rostro respirando sobre su boca. Comenzó a desabrochar el camisón que traía haciendo que ella se recostara nuevamente en la cama, quedando boca arriba y completamente expuesta ante él. Hundió su dedo en el frasco y dejó pequeñas marcas de chocolate alrededor de su cuello. Pasó su mano sobre ella delineando su figura mientras su boca se concentraba en absorber cada punto dulce que había depositado en su piel. El sabor de ella mezclado con la Nutella era fácilmente lo más delicioso que había probado en la vida. Sintió como se retorcía inconscientemente dejando escapar suaves suspiros que lo llenaban de amor. Continuó su ritual esta vez llevando la silueta dulce desde sus senos hasta la parte baja de su vientre. Comenzó a saborear cada centímetro de su cuerpo disfrutando como ella gemía con cada beso. Acirició sus piernas sin despegar su boca, la cual ya había descendido hasta su ombligo. Sintió como estas perdían poco a poco las fuerzas y se abrían con cada caricia. Escuchar su nombre entre gemidos mientras depositaba todo su amor en la calidez de su piel, era su verdadero paraíso, y, mientras más bajaba su boca, más le costaba a ella contenerse. Alzó un minuto la vista y contempló como se aferraba a las sábanas mordiendo su labio inferior. Rozó con sus labios un instante el interior de sus muslos haciendo que ella perdiera por completo la cordura. Se despegó por un momento de su piel y abrió suavemente sus piernas que no paraban de rozarse buscando alivio. Tomó nuevamente el frasco y dibujó con su dedo dos líneas de sabor  recorriendo sus muslos. La simple caricia de aquella mano mezclada con sus besos ya estaba haciendo que ella se humedeciera por completo. Remplazó su dedo con su boca y siguió todo aquel contorno hasta perderse entre sus piernas, saboreando ese placer tan dulce.

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El poder de aquellos pensamientos habían hecho que perdiese por completo la razón. Había pasado la noche entera retorciéndose de furia tratando de idear el plan idóneo para salvar a Raquel sin restarle atención al atraco. No podía evitar sentir una culpa horrible por todo lo que estaba pasando. Sintió el sonido de uno de los equipos electrónicos y atendió la llamada con extrema rápidez.
- ¿Sí?
- ¡Profesor!, aquí Palermo.
- Palermo, ¿todo en órden?
- Depende de qué entendés vos por órden. - Vaciló en tono grave. - Las municiones se nos están acabando y eso allá fuera va a peor, hemos recibido la noticia de que la policía está planeando intervenir con otro ataque. ¿Qué hacemos?
- Escúchame, esto es esencial, no abran fuego hasta que no sea en defensa y sobre todo no desperdicien balas. Si es necesario usen las armas de repuesto pero solo en caso de que sea extremo, ¿entendido?
- Entendido.
- ¿Dónde está Mabel?
- Con los rehenes.
- La quiero fuera del banco ahora mismo, necesito asignarle una tarea muy importante.
- Se lo comunicaré enseguida, cambio.

_La Estrategia Deseada_//Fanfic_👓La Casa de Papel👓_afterSeason3❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora