Parte 7

120 8 0
                                    

Todos comenzaron a moverse rápidamente en direcciones opuestas como hormigas huyendo del agua y el  sonido de las armas cargándose resonaba en todo el lugar. Se abrió paso entre la multitud un tanque y tras de él lo que vendría siendo la joya de su plan, un coche bomba cargado de más de 10 explosivos. Ambos vehículos se pusieron en marcha derrivando las compuertas del impenetrable banco. Cuando llegan al interior son recibidos por varias siluetas rojas con caretas, pero antes de efectuarse cualquier movimiento, una de ellas se descubre el rostro.
- ¡Alto! ¡No disparéis! ¡Somos rehenes! Dijo colocando suavemente la falsa arma que portaba en el suelo.
- Afirmativo, son rehenes. No hay rastro de los atracadores.
- Buscad bien, tienen que estar aún aquí.
Se desplazaron por todo el lugar sin compadecerse de un solo rincón. Despejada toda el área se dirigieron hacia la parte baja del edificio donde se encontraba oculta la bóveda. Esta se hayaba lógicamente vacía, con restos de pepitas por toda la zona. El corazón del banco se había vaciado y con él, el movimiento de todo un país que dependía ciegamente del oro refugiado en aquella cápsula.
- Confirmado, Inspectora, los hemos perdido, otra vez.
Armas cayeron al suelo abriéndole paso a la furia. Dos veces habían picado el ansuelo y dos veces habían caído. Para ellos eran solamente unos criminales sedientos de dinero, pero para muchos otros, la voz que por tanto tiempo habían deseado tener.

***********

Todos se hayaban inmersos en la cúspide de la desesperación. No quedaba mucho tiempo y había que actuar rápido. Mabel había entrado nuevamente al banco, poniendo al día a los internos de cómo iban a efectuar el nuevo plan de fuga. Palermo, Bogotá y Río se encargaban de transportar todas aquellas riquezas por un ducto subterráneo, hacia la parte trasera de la camioneta que tenían preparada, donde se encontraban ayudando el Profesor y Lisboa. Tokio estaba cargando las armas con Helsinki por si había que hacer una intervención, y Denver y Mónica se encargaban de custodiar a los rehenes para asegurarse de que todo saliera afín al plan. Llevaban minutos de ventaja, y eso era algo muy positivo. Pues, cada segundo valía incluso más que el oro que ahora poseían. Mabel recorrió cada habitación del sitio cersiorándose de que no quedara ningún cabo suelto esta vez, y en una de esas, se sorprendió con lo que divisaron sus ojos al abrir la puerta de la oficina del Gobernador. Su mejor amiga estaba tirada al suelo recostada a la pared y con los ojos llenos de lágrimas.
- ¡Nairobi!, ¿Estás bien? ¿Qué sucede? ¿Porque lloras? Ya estamos muy cerca, tenemos que seguir.
Ella la miró un momento y volvió a agachar la cabeza con los ojos aún más húmedos. El nudo en su garganta era cada vez más gordo, pero hizo un intento, inhaló fuerte y contestó.
- No puedo Mabel, no puedo. Aunque ya todo esto nos vaya bien, aunque el día de mañana vivamos en eterno paraíso, yo no voy a ser feliz.
- ¿Por qué dices eso? Ya verás que sí.
- No, tú no lo entiendes. Es mi hijo, aunque pueda sacarlo de aquí y llevármelo conmigo. ¡Dime! Cómo lo voy a mirar a los ojos y le voy a decir que su madre es una ladrona, que todo lo que tiene no ha sido más que producto de robar y engañar. ¡Dime! Qué ejemplo le voy a dar, si soy la peor madre del mundo.

Aquello fue como un súbito pinchazo, que, hasta sin percatarse, le había abierto una pequeña herida en el corazón. Desde pequeña siempre había sido una persona muy alegre y extrovertida, pero a veces la sensibilidad la dominaba; y una de las cosas que más le causaba dolor era ver sufrir a los suyos. Se acercó sin dudarlo más y se arrodilló quedando a su altura. Le corrió un mechón de cabello del rostro y le sonrió dulcemente.
- ¿Sabes por qué sí vas a ser feliz? Porque cuando ese niño vea lo maravillosa que eres, te va a amar más que a nadie en el mundo. Nairobi, nadie es perfecto, todos cometemos errores. Y precisamente esos errores son los que te hacen estar aquí hoy, sufriendo por ti y por él; y son los mismos errores que te llevarán a estar mañana tomando el Sol en una playa con tu hijo recostado a ti. Porque te lo mereces. Te mereces ser feliz, al igual que él, que se merece conocer a la persona que más lo lucha y más lo ama. -
No había podido eliminar por completo la tristesa en su rostro, pero al menos logró sacarle una sonrisa. Una que simbolizó que aunque sabía que no todo iba a ser fácil, ella no se daría por vencida nunca. Se abrazaron como viejas amigas y Mabel la ayudó a pararse.
Faltaba muy poco para terminar de transportarlo todo, y pronto, si todo salía bien, su travesía ahí terminaría.

¡Atención! - Gritó Denver resonante dirigiéndose a los rehenes. - Ya falta poco para salir se aquí. Solo se les va a pedir una última cosa y escuchadme bien porque es muy importante. Se colocarán las máscaras y tomarán una de las armas que están en esa mesa, son armas falsas así que no hay por qué ilusionarse; y cuando yo de la señal todos frente a la puerta. ¡¿¡Me habéis oído!?!..¡En marcha!

Colocado ya el cebo para la policía tenían asegurado otros minutos de ventaja. Era increíble como cada milésima de tiempo podría simbolizar una total victoria o un fracaso sin causa.

Ya todos habían pasado a ocupar el lugar del oro en la vía se transportación, menos Denver, Mabel y Estocolmo que se habían quedado como últimos vigías de los rehenes.
- Mónica, Mabel, vayan, yo me quedaré aquí hasta que la policía irrumpa para asegurarme de que nada falle. Luego me aventaré por la salida de atrás. Todo saldrá bien, ya veréis.
- ¿Estás seguro cariño? - Dijo Mónica acercándose a su rostro.
- Confiad en mí, sé lo que digo.
- No, mejor yo me quedo.
- ¿Qué dices Mabel? Lo hago yo que para eso soy quien coordinada a los rehenes. Además, que no, es peligroso.
- Insisto, a mí no me conocen, no sabrán que no soy rehen.
- No, no, no es muy arriesgado. ¿Y sí alguien te delata?.
- ¡Denver! Tú tienes una familia a la que proteger y amar. Además tu cara está en todos los periódicos del país, te será imposible salir una que esto esté infestado de policías. Hazme caso.
- Joder.....- Bajó la cabeza y pasó su mano por la frente. - Vale, pero prométeme que saldrás bien de esta, ¿sí?
- Sabes que sí...- Se miraron por un momento como si quisieran despedirse - ...¡Bueno a qué esperan!  ¡Váyanse!
La pareja se dirigió con prisas a reunirse con el resto, mientras ella se quedó ahí portando aún aquel símbolo de resistencia en su rostro.

***********

Entró en el bar aludido de aquella espectante zona. Luego de la nefasta experiencia que había tenido con el caso de aquellos atracadores había decidido retirarse y dejar su puesto como inspectora. Se sentó a la barra y ordenó un café, el cual acompañó de un cigarrillo que ardía en su mano calentando todo su interior. Escuchó en cercanía las voces del televisor del bar, que se encargaban de dar las noticias del día, y una en particular le llamó la atención. Desvió la mirada y dio una calada al cigarrillo, expulsando en aquel humo cada ápice de desprecio que yacía en su alma. Podía aceptar que perdió, pero rendirse nunca era una opción, no para ella, la Alicia Sierra a la que todos temían, y esa noticia se lo recordó.

- "Hoy se cumplen exactamente tres años del famoso robo al Banco Nacional del país, que aún después de todo este tiempo, sigue siendo motivo de conversación en cada comisaría de España. Eso sí, lo que todos nos preguntamos es:

¿Dónde estarán ahora los afortunados portadores de tanta riqueza? -





😄//HASTA AQUÍ EL 7mo CAPÍTULO
ESPERO COMO SIEMPRE QUE LES HAYA GUSTADO Y ME DEJEN SABER EN LOS COMENTARIOS SUS OPINIONES Y CRITERIOS PARA IR MEJORANDO. MUY PRONTO TENDRÁN EL FINAL// 😄

💖❤GRACIAS POR LEERME ❤💖

_La Estrategia Deseada_//Fanfic_👓La Casa de Papel👓_afterSeason3❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora