11; Todo estará bien

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Jihoon sentía su cuerpo extraño, en algún momento de su niñez, había visto a uno de los otros cachorros mayores que él pasar por esto, recordaba haberle preguntado a su mamá sobre lo que pasaba con ellos y recuerda una vaga explicación.

Se están convirtiendo en adultos, necesitarán aparearse con alguna hembra y comenzar a procrear más cachorros— fue lo que recordaba que su madre le había dicho.

Ahora que tenía diecisiete años, comenzaría a convertirse en un hombre, debía independizarse y hacer su propia manada, o dejar que el alfa cuidara de él y lo alimentara, pero eso significaba que ninguna hembra estaría a su disposición, porque todas eran del alfa. Eso es lo que sabía que pasaría, pero sin una manada, sin una hembra, sin un alfa que cuidara de él, no sabía lo que le pasaría. Seungcheol era como un alfa para Jihoon, lo admiraba y aspiraba a ser como él, pero al ser un humano, sin tener comprensión de los hombres lobos, no podía acudir a él y preguntarle qué hacer. Él debía buscar la solución y actuar acorde a lo que creía que era lo más adecuado.

En su forma animal, el ya no tan cachorro se revolcaba en la cama, dejando que el olor de su lomo se impregnara en las sábanas donde dormía, marcando aquel territorio como suyo. Su miembro palpitaba y no sabía qué hacer con él, así que dejó que la sensación de un cosquilleo se pasara con el tiempo, tal vez era temporal y para mañana todo estaría en orden.

Pero no fue así.

Los días iban pasando y cada vez el palpitar de su miembro le causaba una especie de comezón, que necesitaba tocar para calmar. Con las piernas abiertas y desnudo de la cintura para abajo, comenzó a deslizar con lentitud su mano por su extensión, dejando que leves gemidos salieran de sus labios en placer.

Seungcheol había tocado la puerta hace algunos minutos, Jihoon se aseguró de que esa puerta no fuese abierta hasta que pudiera acabar con el problema de su cuerpo, pero olvidó que Seungcheol conocía cada uno de los pasajes de la mansión, incluyendo los que terminaban en una pequeña compuerta en la esquina de la habitación del pequeño lobo.

Su cuerpo se sobresaltó cuando el rechinido de la puerta se hizo presente, y Seungcheol salió del poco iluminado túnel. Ambos se miraron a los ojos, uno sorprendido de descubrir a su amigo masturbándose y el otro con miedo por ser descubierto. El mayor intentó desviar la mirada a otra cosa que no fuese el duro miembro de Jihoon, pero estaba ahí, palpitando y pidiendo por algo más que unos simples deslices de las manos del mitad humano.

—L-lo siento... No debí..— intentó dar la vuelta y regresar por el túnel, pero la dulce voz de Jihoon lo detuvo.

—N-necesito una hembra— su voz temblaba con las palabras que salían de sus labios —o algo donde pueda... esto es vergonzoso— dijo a pesar de que no dejó de masturbarse con la atenta mirada de Seungcheol.

Seungcheol se quedó sin palabras, congelado por tan repentina confesión. Él se había enamorado de alguien que tenía necesidades distintas a los de él, de alguien a quien no podía ayudar para satisfacer sus necesidades. —¿Quieres que llame al doctor Park y él me diga como ayudarte?

Jihoon negó rotundamente y un gemido escapó de sus labios al aumentar un poco la velocidad de sus movimientos —n-no quiero, que nadie más lo sepa, por favor.

El mayor asintió —¿quieres que me vaya?

Quédate— aquella palabra hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Seungcheol —¿p-puedes ayudarme?

—¿Q-qué...— al oír que su voz salió temblorosa, aclaró su garganta —qué quieres que haga?— él sabía lo que podría ayudar a Jihoon, pero no quería decirlo por miedo a que su mejor amigo lo rechazara y le dijese que ya no podían seguir siendo amigos, que esa idea era una estupidez y que lo que él necesitaba era una hembra y no a Seungcheol.

Seungcheol recordaba el día en el que se dio cuenta que Jihoon era más que un amigo para él, Jihoon iba a cumplir trece años, estaban en el jardín jugando con Chan y Jisoo; Jihoon se lanzó sobre su cuerpo en su forma animal, comenzando a lamerlo con esa larga y húmeda lengua que poseía. Los lengüetazos se convirtieron en besos, Jihoon apareció como un niño sentado sobre Seungcheol y de manera inocente le dijo: "te quiero". Esas palabras se quedaron grabadas en la mente y corazón de Seungcheol, fue ahí donde pensó que ese mitad humano, era el ser que más quería sobre la tierra y no quería a nadie más.

—Yo no sé cómo hacer esto... en la manada, los mayores se apartaban de los demás en las fechas de apareamiento, ellos dijeron que cuando fuésemos más grandes, tendríamos nuestro turno... Pero ya no tengo quién me guíe.

Seungcheol asintió, él no era morboso, pero ya tenía la edad suficiente para saber qué hacer. Cuando era un poco más joven, en la escuela algunos de sus compañeros le habían enseñados de esas fotos y alguno que otro video, pero él no llegaba a casa buscando más para masturbarse. Se acercó a la cama con Jihoon y se sentó en la orilla, pidió permiso con la mirada y suplió las manos del menor, tomando el control de las masturbaciones.

Jihoon comenzó a revolcarse de placer en la cama, suspiraba, gemía y jadeaba por lo bien que lo estaba haciendo Seungcheol, sin darse cuenta que era doloroso para el mayor, sin darse cuenta que su pene también palpitaba dentro de sus pantalones pidiendo por algo de atención, pidiendo estar en su interior, o dejar que fuese él quien se hiciera cargo de Seungcheol. El mayor evitaba mirar a Jihoon, porque no sabía cuánto soportaría.

El ritmo aumentó y eventualmente Jihoon se corrió en la mano de Seungcheol, dejando escapar un fuerte gemido de sus labios. Con la respiración agitada y los ojos cerrados, consiguió hablar —g-gracias, creo que... creo que no lo habría conseguido sin ti— sonrió dejando caer su cabeza entre las almohadas.

Seungcheol miraba su mano alrededor del pene de Jihoon, que seguía expulsando pequeñas gotas mientras poco a poco comenzaba a volverse flácido con el pasar del tiempo; estaba manchada de su semen y por alguna loca razón quería probarlo. Sin decir nada, huyó de la habitación, terminando con su sufrimiento y pudiendo masturbarse con una imagen mental que había imaginado por un tiempo, sintiéndose tan pervertido por pensar de esa manera en el inocente Jihoon.

Ambos creyeron que sería la única vez que pasaría aquello, que sólo era necesario una liberación para que esa extraña sensación que recorría el cuerpo de Jihoon desapareciera, pero estaban equivocados. Seungcheol llegó un poco tarde de sus clases en la universidad, estaba agotado, tomaría una ducha, saludaría a Jihoon y luego se iría a dormir.

Al abrir la puerta de su habitación y caminar hasta el fondo de la gran habitación, descubrió a Jihoon semidesnudo en en su cama, montando una de sus almohadas y con una mirada perdida, llena de deseo y lujuria; una mirada que jamás había visto en él y que ahora le hacía cuestionar qué tan inocente seguía siendo Jihoon.

—¿Q-qué estás haciendo aquí?

—Y-yo... quise contenerme y hacerlo sólo en mi habitación, pero... las últimas prendas que me diste, huelen demasiado a ti y, me dejé guiar por lo bien que hueles— Jihoon siempre era honesto con él, algo que le gustaba mucho al mayor, pero no si involucra una confesión que podía ser malinterpretada por Seungcheol, o bien captada.

—Puedo hacer lo que quieras Jihoonie, sólo pídemelo— dio un paso hacia la cama, mirando con intensidad sus ojos, así Jihoon podía ver sus intenciones y aceptar aquella loca idea que rondaba en la cabeza de Seungcheol.

—¿Dejarías que use tu cuerpo para satisfacerme?

Probablemente no fue la mejor forma de pedirlo, ya que Seungcheol sintió una dolorosa punzada en su pecho, una punzada que le hacía saber que Jihoon no lo miraba más que un buen amigo que estaba dispuesto ayudarlo en casos necesarios. Seungcheol quería ser más que su amigo, quería besarlo, acariciar su cuerpo, dejar que Jihoon lo tomara e hiciera con él lo que quisiese, siempre y cuando al final Jihoon lo hiciera con amor y al llegar a su orgasmo gritara su nombre junto a un te amo.

—Puedes hacerlo, Jihoonie— dijo con una triste sonrisa.

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Las actualizaciones ahora serán martes y jueves uwu

The Little Wolf  [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora