Barrio Uchiha

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Sasuke despertó cuando sintió que Naruto se iba yendo, el Hokage le dijo que era muy tarde y que para ese momento debería estar ya en la oficina. El Uchiha sólo sonrió y le dijo que se veían más tarde.

Durante la mañana, Sakura lo fue a buscar, lo llevaron a un lugar para hacerle un par de exámenes y le comentaron que se estaba recuperando rápido, pero que aún no era suficiente para darlo de alta.

¡Tch! Llevaba cerca de una semana hospitalizado y lo unico que queria hacer era salir. Su pieza en la UCI, no le permitía ningún movimiento, ni el cielo se veía desde allá. Le pidió a Sakura que lo cambiara de pieza, pero ella lo miró con preocupación.

— Sasuke-kun, antes de pasarte a una unidad de menor complejidad, tengo que preguntarte algo. ¿Quieres... quieres que reconstruyamos tu brazo?

Sasuke quedó impactado, se había acostumbrado a vivir tantos años sin él. No lo había reconstruido pese a tener la oportunidad debido a que él no se sentía digno, pero ahora...

— No, Sakura. Hace mucho tiempo que ya no lo tengo y estoy acostumbrado a vivir de esta forma.
— Podrías tener mayor libertad, e incluso pelear mejor.
— No Sakura.
— Esta bien, te cambiaré a una unidad de Medicina. Te pondremos en una sala aislada, porque hay algunas cosas que queremos seguir observando.

Sasuke llegó a su nueva pieza, era un lugar iluminado con vista al cielo y a la ciudad. Al fondo se veía la torre del Hokage y su balcón. Le llamó la atención ver a Naruto saliendo al balcón solo, caminaba intranquilo y se paseaba por el.
Durante la tarde, ni Boruto ni Sarada aparecieron, Sakura le comentó que estaban en una misión de varios días con Konohamaru. Al llegar la noche Naruto tampoco apareció, pero Sasuke pudo ver la luz encendida del despacho de Naruto, probablemente había tenido algo urgente que resolver. Estaba pensando en eso cuando un sapo apareció en su ventana.

— ¿Como estas mocoso Uchiha? — Saludó Gamakichi, el sapo protector de Naruto. No tenía su tamaño imponente, si no que tenía el tamaño de un sapo regular.
— Gamakichi, ¿Qué haces aquí? — preguntó Sasuke sorprendido.
— Solo un mocoso arrogante como tú me llamaría de esa forma, típico de los Uchiha... Naruto me envió a avisarte que no podrá venir hoy. Que el mocoso Nara lo dejó trabajando en algo en la oficina, pero que mañana por la noche vendrá sin falta.
— Está bien, tiene trabajo que hacer —dijo Sasuke sin pensar.
— ¿Por qué Naruto estaba tan preocupado por ti, que no mandó un bunshin y me mandó a mi? — preguntó el sapo.
— Porque cree que estoy enfermo aún. — gruñó Sasuke.
— ¿Y lo estas? — dijo el sapo inquisitivo.
— Aún no estoy en mi 100%, pero me siento mejor. Creo que Sakura y Naruto exageran... pero les haré caso, porque si no, se preocuparán por mi. — Sasuke entornó los ojos, pero el sapo sabio como era, reconoció exactamente que había en esa frase.
— Haz cambiado, mocoso Uchiha. Eso es bueno. El niño ese te quiere y te quiere mucho. Cuidate, no queremos verlo con el corazón roto y llorando por los rincones de nuevo porque ya no estas o te moriste. — Gamakichi se dio media vuelta y saltó a la ventana. — Nos vemos.
— Mmm ... — dijo Sasuke.

Sasuke se quedó pensativo, pidió que apagaran la luz y se acostó. No había podido sacarle mucha información a nadie de lo que había ocurrido en su ausencia y Gamakichi había sido muy explícito, Naruto había llorado por él. Su pecho se apretó, no se esperaba haber hecho sufrir a Naruto y probablemente a Sakura y Sarada también de esa forma. No se imaginaba esta versión tan triste del Hokage, necesita hablar con él y que le contara lo que había ocurrido.

Naruto despertó a la mañana siguiente con una sensación de tristeza, se encontraba en su oficina, durmiendo en otro sofá cama, uno menos cómodo que el de la UCI del hospital. Miró a su alrededor y vio su oficina, extraño la sensación de felicidad que le provocaba ver a Sasuke dormir, ahora que estaba consciente y que podía despertar para insultarlo y pelear con él. Se levantó pesadamente, tomó su bolso y se dirigió a la ducha. Un nuevo día empezaba.

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