Si tan solo supieras la cantidad de veces que me he quedado dormido escuchando tus audios, con tu dulce voz hablandome hasta quedar rendido en la cama con el único propósito de poder tenerte en mis sueños; si tan solo supieras todas esas noches en lo que lo único que buscaba era tenerte a mi lado para rodear mis brazos alrededor de tu cuerpo y dejar de lado todas las inseguridades que me atormentan día a día; si tan solo supieras la cantidad de ocasiones que he estado llorando desconsoladamente en la cama, ocasiones en las que la única idea que permanecía en mi mente era de que ya no iba a volver a acariciar tu lasio cabello o rozar mis labios junto a los tuyos hasta sentir un leve cosquilleo, a causa de que ahora habías terminado con los meses de amor, tristeza, enojo y placer que habíamos pasado juntos.
Puesto a estás e incontables veces más, no puedo siquiera pensar en la idea de sacarte de mi vida, por más de que tú ya me hayas expulsado de la tuya, como consecuencia de que aún te sigo amando de igual modo que el día en que te propuse ser tu fiel compañero durante el resto de mi vida, propuesta que aún sigue intacta, ya que no creo hallar una mujer que sea ni un poco parecida a tu forma tan peculiar de ser, de sonreir, de hablar, de pensar, de amar.
Suena estúpido, lo sé
Suena trillado, lo sé.
Pero, dejando de lado lo que haya ocurrido en el pasado, no puedo ocultar el inmenso sentimiento que siento al ver tu sonrisa reflejada en mis ojos, puesto que es lo que me da el ánimo necesario para levantarme cada día de mi lúgubre habitación y seguir con mi vida, ya que se que al final del oscuro camino, encontraré el valor para volver a pedirte que ser el hombre de tu vida.
