P R Ó L O G O

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El reloj marca las seis. Puede que sea temprano, pero no para alguien que recorre veintiséis kilómetros a pie. No para Stiles.

Cierra las ventanas de la casa antes de salir. Pone la llave debajo del tapete de la puerta delantera. Mira hacia el frente.

¿Qué hay al frente? Hace a un lado el coche de juguete.

Hace tres horas y media para llegar a la escuela y aun le queda media hora para platicar con sus amigos. Scott siempre ha sido el mejor. Se encarga de llevarle el desayuno desde que tenían trece años y él, a cambio, le da tres dólares para que reúna el dinero suficiente para su próximo palo de lacrosse. Uno mejor cada año.

- Stiles. - Dice Lydia.

- No te daré mi autógrafo de nuevo, guapa.

- Quisieras.

- ¿Que me trajiste hoy, Scottie?

- El menú uno de la cafetería de Sam. Desperté tarde. - Ríe.

La risa que suelta en ese momento es genuina. Lo sabe. Lo siente.

Quiere tanto a sus amigos.

A Scott le ama por ser tan fiel. A Lydia por honesta. A Malia por persuasiva. A Liam por convincente. A Mason por cariñoso. A Theo por cabrón. Y en general a todos por comprensivos.

No le presionaban o le obligaban a estar bien. Simplemente le acompañaban y estaban ahí para él. Iban al cementerio cada catorce de Junio. Al psicólogo cada seis de mes. A cenar cada viernes. Y a apoyarlo todos los días de los últimos tres años.

Y justo hoy es catorce de Junio. Justo hoy camina hacia la escuela. Justo hoy no regresa a casa solo. Justo hoy su padre y sus amigos visitan dos tumbas. Tres su padre y él.

Las clases transcurren con normalidad, pero con la diferencia de estar extrañamente todos más callados.

El reloj marca las cinco. Puede que sea temprano, pero no para quienes visitan el cementerio.

Les toma quince minutos llegar y el ambiente se vuelve un poco más pesado.

Le agrada el hecho de que su padre no lleve el uniforme, y más aun que nadie lleve algo color negro. Ni siquiera él.

Primero entra junto a su padre y visitan la tumba de Claudia Stilinski. Rosas rojas para el único amor de Jhon. Rosas rojas para la gran enseñanza de Stiles.

Sabe que Scott ha ido a visitar la de Allison y simplemente espera hasta que este aparezca. Cuando lo hace le pide perdón con la mirada, y el moreno no hace más que sonreír.

A continuación todos visitan la tumba de Danielle Gateley. Amapolas rosas para aquella a quien más amó.

Y para terminar esta visita, van a la urna de Grace. No hay flores para ella.

Resulta más fácil para todos ponerse a llorar desconsolados al ver a Stiles romperse, que el poner una mano sobre su hombro y decirle que todo esta bien.

Y quien los viera pasar lloraría su duelo aun sin conocerlos. El problema es que aun que no lo admitieran, ya no había ningún duelo.

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Con cariño, Zhukulentha.

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