Capítulo 1

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~Un jazmín amarillo~

I see this life, like a swinging vine


Swing my heart across the line

And in my face is flashing signs

Seek it out and ye' shall find

Old, but I'm not that old

Young, but I'm not that bold

And I don't think the world is sold

I'm just doing what we're told

(Veo esta vida como una vid balanceándose

Que columpia mi corazón de un lado al otro de la línea

Y en mi rostro destellan señales

Búscalas y las encontrarás

Viejo, pero no tan viejo

Joven, pero no tan audaz

no creo que el mundo esté vendido

solo estoy haciendo lo que nos dijeron)

~Counting Stars by One Republic

o0o

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Zootopia, 30 años atrás

—¡Rápido!

Iván apuró a su amigo, pero Mark pareció no inmutarse, estaba concentrado pasando de un tubo de ensayo al otro una sustancia extraña. Pegándose más a la pared, Iván escuchó unos pasos apurados, y su corazón se aceleró como si llevara media hora corriendo.

—¡Tenemos que irnos ya!—dijo otra vez, jalando a su amigo del hombro.

—¡Un minuto!—replicó el otro, sin soltar los tubos de ensayo.

—No tenemos un minuto.

Se inclinó y sujetó las dos maletas, cerrando los cierres de golpe y echándoselas al hombro. Mark miró detenidamente la sustancia, que pasó de ser blanca intensa a un blanco cristalino y sonrió con satisfacción. Volteó hacia su amigo, que tenía el rostro crispado del estrés, arrojó los tubos de ensayo en su propio maletín y tiró la mesa con instrumentos de laboratorio, encendiendo antes el mechero. Salieron de ahí con un intenso fuego a sus espaldas y saltaron desde la ventana del corredor a la calle.

—¡Por ahí!—alguien gritó.

Iván y Mark escucharon los golpes de otros animales que saltaron como ellos, siguiéndolos, la caída de dos pisos los destanteó lo suficiente como para perder valiosos segundos, los perseguían pisándoles los talones, pero no cedieron, y aunque sus pulmones parecían a punto de colapsar corrieron como despavoridos por los callejones desérticos del barrio Driko, el cual conocían como la palma de su mano.

Cuando sintieron a sus atacantes algo más lejos dieron vuelta en un callejón y saltaron a un contenedor de basura, que procedieron a cerrar. Soportaron el hedor de la podredumbre mientras escuchaban con la máxima atención posible, pronto detectaron las pisadas de unos animales corriendo.

—No los encuentro—dijo uno.

—Yo tampoco.

—El jefe nos matará por esto.

—Que te mate a ti, tú los perdiste de vista.

—¡Tú dijiste que darían vuelta en aquél callejón!

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