Capitulo 9

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Suspicacia

We're caught in a trap

I can't walk out

Because I love you too much, baby

Why can't you see

What you're doing to me

When you don't believe a word I say?

We can't go on together

With suspicious minds (suspicious minds)

And we can't build our dreams

On suspicious minds

Estamos atrapados en una trampa

No puedo salir de ella

Porque te amo demasiado, amor.

¿Por qué no puedes ver,

Lo que me provocas,

Cuando no crees una palabra de lo que te digo?

No podemos seguir juntos

Con mentes suspicaces.

Y no podemos construir nuestros sueños

En estas mentes suspicaces

~"Suspicious mind" by Elvis Presley

o0o

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Zootopia, 27 años antes

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Eran tiempos oscuros en Zootopia. Una metrópoli tan grande estaba, desde luego, acostumbrada a pasar malas rachas, pero pocos animales recordaban haber vivido o leído de alguna situación tan espantosa, era como si una película de terror hubiera salido de la pantalla y se convirtiera en la vida cotidiana.

El Krokodile llevaba algunos años distribuyéndose en la ciudad, y había sido una droga muy vendida en ese tiempo, pero sus ventas de repente se dispararon de tal forma que la cantidad de adictos de triplicó en un par de semanas. Mark e Iván habían hecho bastante bien su trabajo volviéndola una droga de perfil alto, obligando a los hijos de ricachones a pagar enormes cantidades de dinero por muy poco producto. Para terminar los detalles, Iván había conseguido mejorar la droga, volviéndola mucho más adictiva, eso sí, también la volvió muchísimo más tóxica.

El modelo antiguo de la droga volvía a un animal dependiente en alrededor de ocho días, las consecuencias eran las típicas de un drogadicto: falta de apetito, palidez, sistema inmunológico débil, ansiedad y otras características del cuadro común, con la particularidad de que eran más propensos a enfermedades cutáneas. Como eran síntomas confundibles con cualquier otra narco-dependencia, no llamó la atención de nadie, hasta que Iván introdujo la mejora en la droga que realmente causó aterradoras recuelas.

Ahora los jóvenes se volvían adictos en un lapso no mayor a tres días, y la toxina era tan difícil de digerir en el cuerpo que se acumulaba a montones en las extremidades, generando infecciones y gangrena tras unas semanas. De repente, los hospitales comenzaron a llenarse de jóvenes adictos, hijos de animales adinerados, que tenían necrosis severa en las extremidades y otras partes del cuerpo, los moribundos presentaban un cuadro de ansiedad tan severa que ni siquiera la morfina conseguía dormirlos lo suficiente para que fueran atendidos.

Counting starsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora