El Regreso de Bella

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─ ¿Tienes que irte tan pronto? Aun quedan 1 hora para la hora acordada ─dijo Carlisle besando el dorso de la mano de la menor

─ Oh vamos, haces sonar una hora como 1 año ─la pelirroja rió, colocando sus manos en el cuello del mas alto ─ Nos veremos en una hora

Con un fugaz beso en la mejilla la menor se despidió del médico y se subió a su vehículo, el vampiro negó ante el atrevimiento de la joven, Nayla siempre le robaba los besos, sin embargo, nunca cruzaba el borde de hacerlo en los labios, ella comprendía que debía de sería él quien tomaría sus labios primeros.

Mas la menor no tenía ni idea de lo mucho que Carlisle se contenía, ya había cometido la estupidez de casi besarla en el pasillo del hospital luego de la muerte de Harry, él quería hacer las cosas bien y de la manera en la que fue enseñado.

El cielo era nublado y solo pequeños rayos de luz se asomaban entre las nubes, un clima típico de Forks, la tierra húmeda y la brisa indicaban que llovería en algún momento de ese día tan ajetreado por parte de los Cullen y los Quileutes.

Nayla había arribado a su destino sin quitar esa sonrisa de su rostro, ahora se encontraba en el porche de la casa Clearwater, su hermano se acaba de ir con Seth a Vancover y si bien a la pelirroja le hubiera gustado compartir la felicidad de esa pareja, mas no podía, la preocupación por la batalla que se desataría una vez que la humana llegara era lo que ocupaba su mente, Nay estaba segura de que ese día ella vendría, las nubes grises y el viento frío le indicaba eso.

Ya habían pasado dos días desde que Jasper les había comentado de los neófitos, los Cullen ya establecieron hora para su encuentro y Leah esperaba a su hermano para poder dirigirse allá.

Sue observaba a Nayla desde la ventana de la cocina, ella estaba consiente de que la pelirroja se preocupaba por su hermano, la menor no quería esa vida para él, sin embargo, ahora era la pareja de su pequeño hijo y el amor de Nayla hacía Zederick fue confirmado cuando le dijo lo que su hijo era.

En muchas ocasiones, Nayla le podría haber dicho a su hermano que se alejara de Seth, que no era bueno y así mantenerlo lejos de este nuevo y mítico mundo, mas no lo hizo, le contó todo a él para que fuera feliz y la valentía que ella mostró al hacerlo, era algo que la madre de los Clearwater siempre iba a atesorar.

─ Seth ya viene para acá, deberían encaminarse al lugar donde los Cullen los citaron ─sugirió Sue, viendo entretenida como el cabello rojizo medio de la chica se mecía con el aire

Leah y Nayla asintieron, antes de que ambas mujeres se internaran en la camioneta de la pelirroja y se pusieran en marcha a dicho lugar, aunque Leah quería ir en forma lobuna, no quería dejar sola a Nay.

─ Parece que nuevamente nos convertiremos en familia ─mencionó la chica de cabello negro abrochando su cinturón

─ Si, me alegro que Charlie tenga a alguien de quien cuidar y que lo cuiden

─ Mi madre se ve contenta a su lado, después de la muerte de mi padre, no creí que ella encontrara otra pareja

─ Mi tío cuidara muy bien de Sue, se lo que te digo, los sentimientos de él hacía tu madre son puros y bondadosos ─Nayla la miró con esa sonrisa sincera que últimamente portaba mucho

El que estuviera ahora con el doctor Cullen la había hecho inmensamente feliz, aun cuando la pelirroja no se diera cuenta de ello, no obstante, Leah vio que los ojos azules de su amiga cambiaron, pintándose de un ligero tono gris, supo que Nayla estaba teniendo una visión de nuevo y eso la puso nerviosa.

El parpadeo fue indicio de que su visión había culminado, las manos de la de orbes azules se apretaron en el volante y la loba gris con arena se dio cuenta de lo tenso que estaba el cuerpo de Nay.

Nayla || Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora