Culpa imperdonable

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La suave brisa movía el cabello castaño de la niña, el cielo con algo de nubes hacía contraste con las lavadas moradas a nuestro alrededor y los tallos de los árboles hacían de ese lugar un hermoso escenario.

La suave brisa movía el cabello castaño de la niña, el cielo con algo de nubes hacía contraste con las lavadas moradas a nuestro alrededor y los tallos de los árboles hacían de ese lugar un hermoso escenario

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La luz del sol se filtraba a través de la copa de los árboles, los tallos de este eran larguísimos y la sensación de alegría aumentaba a cada paso que daba.

─ ¡Valeria! ¡Mira, encontré a un pájaro y esta herido!

Corrió hasta llegar a un hermoso chico de cabello negro y de tez blanca, en sus manos sostenía a un pequeño pájaro y este tenía su ala rota, la niña tomo al ave y recito la frase de curación que su madre le había enseñado.

Dios de Luz, Dios de la Enfermedad, Dios de la Muerte y de la Santidad.

Con sus poderes he de curar a esta alma de la oscuridad.

Sin limites, sin venganza, sin rencor o beneficio, solo el ruego por un alma que se encuentra en sacrificio

Las manos de la niña revelaron al pájaro en perfectas condiciones, el ave la miro por unos segundos antes de volar alrededor de los niños, estos reían felizmente, el ave estaba agradecido con ellos, se poso en el dedo del niño y comenzó a cantar su dulce melodía, bajo la fascinación de los niños.

El ave se fue luego de agradecerles y los niños siguieron jugando en ese lugar secreto que solo ellos dos conocían, ese lugar que presencio el amor mas puro que pudiera existir.

─ Valeria

─ ¿Si, Leonel?

─ Si algo nos pasara, ¿Me seguirías amando igual? ─la niña se incorporó para ver al chico de cabello negro

─ ¿Por que preguntas algo como eso? ¿Ya no me amas? ─ el chico se levantó y beso suavemente los labios de la niña

─ Por supuesto que te amo, Vale, eres el amor de mi vida y lo sabes

─ ¿Entonces?

─ Solo quiero saber

─ Hay tontito, pase lo que pase, no importa los años, yo...

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Las lágrimas de Nayla se escurrían por sus mejillas, ese sueño había provocado que sus emociones se volvieran mas confusas, los ojos de ese niño, ¿Donde los había visto? ¿Quien era este chico en primer lugar?.

La pelirroja miro el reloj en su habitación, 11:43 am, hacía cinco horas que había llegado a Bangkok y cuatro desde que se fue a dormir, sus ojos aún estaban húmedos e inconscientemente se toco los labios, la sensación de esos labios suaves sobre los suyos parecía tan real.

Nayla || Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora