UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS
Ian se encontraba sentado ante su escritorio con la guitarra sobre su regazo, de espaldas a la ventana, la cual estaba abierta. Escribía muy entusiasmado, luego se detenía, tocaba algunos acordes y tomaba nuevamente la pluma. Durante un rato esa fue la secuencia, hasta que fue interrumpida por el sonido de su teléfono celular. Se estiró para alcanzarlo mientras recostaba la guitarra contra la pared y miraba quién lo llamaba. Era Ryan.
—¡Hola, hombre! ¿Qué hacías? —preguntó la voz de su mejor amigo al otro lado de la línea.
—Estaba componiendo.
—¿La noche de un sábado en que no tuvimos ninguna presentación? ¡Qué aburrido!
Ian se rió ante la voz frustrada de Ryan mientras se reclinaba en la silla y apoyaba los pies sobre su cama.
—Lo sé, pero la universidad apenas me deja tiempo de componer en la semana, y con presentaciones prácticamente todos los fines de semana casi no tengo tiempo para hacerlo.
«Y cuando lo tuve, me faltó la inspiración» se sinceró ante sí mismo, aunque lo calló.
—¿Y qué hay de Andy? ¿Por qué no has salido con ella?
—Ya no la estoy viendo.
—Hey, amigo. Yo sé que no hay que tomarse las cosas demasiado en serio con las chicas, especialmente los rockeros, pero si no duras más de una o dos salidas con ninguna de ellas, dudo mucho que llegues a tener suerte. A menos que comiences a prestarle un poco de atención a las groupies, esas seguro que…
Ian se apresuró a interrumpirlo antes de que comenzara una vez más a recriminarle por no aceptar acostarse con alguna de las fans frecuentes de Dark Symphony. No eran super famosos, pero en el último tiempo habían logrado hacerse bastante conocidos, y nunca faltaba las chicas que querían presumir de haber estado con uno de ellos. ¿Cómo podría hacerle entender a su amigo que cada vez que salía con alguna chica, quienquiera que fuese, sentía que no era correcto? La sensación era extraña, como si algo dentro de él le gritara que debía apartarse, que no eran la persona que estaba esperando.
—Sabes que esas chicas no me interesan —afirmó, poniéndose de pie con los ojos en blanco.
Había comenzado a pasearse por la habitación cuando, de pronto, le pareció ver un movimiento a través de la ventana abierta. Se asomó y miró alrededor, pero no vio nada. La calle estaba desierta igual que el jardín de su casa.
Se encogió de hombros, y ante la pregunta de su amigo acerca de si quería ir a pasar un rato a su casa, dio una respuesta afirmativa y cerró la ventana.
***
Jen se movió sobre la rama del árbol en la que estaba, donde había permanecido cubierta por las hojas cuando Ian se había asomado a la ventana. Si Samay hubiera sido más cuidadosa cuando miraba cómo vivían los humanos, no hubiera tenido que esconderse en primer lugar. Con un suspiro se recordó que era la única que la apoyaba en sus excursiones nocturnas.
Llevaba varias semanas visitando a Ian por las noches, desde que había regresado de su pequeño paseo al Reino de las Sílfides, el cual le había consumido en un mísero día un año entero de su vida humana. Tenía la sospecha de que su mamá sabía al respecto, pero se cuidaba muy bien de decirle cualquier cosa. Ella se limitaba a verlo, trataba de no intervenir. O casi. Últimamente lo había estado ayudando a componer, una vez que había aprendido a utilizar sus dotes inspiradoras, le resultaba sencillo pulsar los botones necesarios en su espíritu para llevarlo a componer música hermosa.
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La melodía del viento (Elemental 0.5- Precuela) #Wattys2015
FantasíaLa armonía y el equilibrio son esenciales en todos los aspectos, desde la vida de una persona hasta la naturaleza. Sin ellos, todo se derrumba y prevalece el caos. Eso le sucedió a Jeniffer Andrews cuando, a sus dieciséis años, descubrió que su vi...