ARTHUR
Denver CO, 2 de Agosto del 2014.
Al percatarse de su aspecto Arthur se apresuró a volver dentro, él no podía ir en esa condiciones a hablar con Emma, al entrar encontró a ¿Maria?.
El no recordaba el nombre de aquella mujer y nunca lo hacía con ninguna de las mujeres con las que ha estado de hecho, en este momento no era prioridad para él recordar su nombre, lo esencial ahora era hablar con Emma y aclarar todo pero...¿Qué hay que aclarar?
Fue más que obvio lo que estaba haciendo y sobre todo fue más que tangible que ella presenció todo y lo peor es que no sabía durante cuánto tiempo.
Maria estaba sonriéndole descaradamente como si el hecho de ser descubiertos no le importara nada.
—¿Quién era esa chica?¿Tu hermana?—comentó divertida ante la situación.
—Al parece le ha afectado mucho el vernos juntos... Solo espero que no quedará traumatizada por lo que vio—exclamó con una sonrisa maliciosa con los brazos en jarras mientras contoneaba las caderas acercándose a él.
Era obvio que ella estaba siendo irónica y eso solo únicamente hizo fue encabronarlo más, el haciendo amago de todo su autocontrol para no ser descortés de responde:
—No era mi hermana sino mi amiga y tienes que irte ahora mismo Maria —soltó sin sentir ni una pizca de remordimiento por el hecho de que él la estaba corriendo de su casa.
Era imbécil obviamente no tendría vida para poder arreglar lo que hizo. Se sentía abyecto y esa sensación es algo que jamás podrá olvidar.
—De verdad acabas de llamarme Maria?— preguntó ella sin poder creérselo. Acercándose hecha una furia le propinó una bofetada que provocó un eco por toda la casa. Arthur se queda quieto sabiendo que se merece esa cachetada, fue un alivio que ella lo abofeteara, así podía sentir algo más aparte de lo despreciable que se sentía en ese momento.
La chica se volvió furiosa al sofá poniéndose su vestido a toda prisa, luego agarró su bolso y se dirigió a su dirección para recoger sus braguitas que estaban en el suelo e introducirlas en su bolso sin ni siquiera tomarse la molestia de ponérselas.
Ella pasa a su lado para salir de la casa pero antes de eso lo miro a los ojos y con una rabia ella le dice:
—Mi nombre es Marla idiota —Marla se va cerrando la puerta con mucha fuerza haciendo que los vidrios de esta vibraran.
Arthur frotándose la mejilla donde recibió la bofetada se dirige al sofá, toma una bocanada de aire mientras se sienta soltando una maldición, ya que no tenía ni idea cómo hablarle a Emma sobre lo que vio.
Él había tomado la decisión de distanciarse de Emma el año pasado ya que pronto dejaría Denver para realizar sus prácticas en Chicago.
Todo comenzó desde que empezó darse cuenta como Emma iba creciendo hasta convertirse en la hermosa mujer que es ahora, el no dejaba de pensar en esos hermosos ojos castaños con motas doradas que siempre tenían luz propia, sus pestañas largas como una mariposa, su piel pálida que se enrojece con facilidad cuando estaba avergonzada pero... lo que mas lo hacía sufrir era ver esos tentadores labios rosados carnosos y no poder besarlos.
Al principio ver como otros chicos comenzaban a mostrar su interés en ella y ver como la invitaban a salir le causaban unos celos, que era casi insoportable aguantar causando ese mal humor y que siempre tomara distancia de ella, si no lo hacía las ganas de partirles la cara a cada uno de esos hombres y gritarles en la cara que ella era suya cobraría vida. Pero él no podía permitir que eso sucediera.
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El Deseo de Emma
RomanceArthur Emerson es un joven exitoso y el mejor estudiante de su generación en Harvard. Después de terminar sus practicas en Chicago y trabajar en varios hospitales convirtiéndose en uno de los mejores médicos del país, regresara a Colorado para la c...