Un.

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Jeongin se encontraba sentado en su cama, tenía puesto un bonito sweater color celeste porque hacía frío.

Estaba curioso porque había un chico con un extraño color de cabello merodeando por la casa, y sus padres le habían dado una charla muy larga sobre que Chan era un amigo.

Jeongin jamás había tenido amigos, así que no sabía cómo hacer uno.

Recordaba que la única vez que había ido a la escuela, unos niños lo invitaron a jugar, pero Jeongin no quería. Cuando tomaron su brazo, pudo sentir como su corazón latía tan fuerte que temió que este se saliera de su pecho.

Se sintió muy mal, y su estómago se revolvió como si hubiera subido a una montaña rusa.

Y eso no le gustó. No y no.

Había pasado lo mismo cuando mami y papi lo abrazaban.

Jeongin no quería contacto con nadie.

Le daba mucho miedo.

Y por eso, ahora no quería bajar de su cama. Porque eso significaba que tendría que hablar con Chan.

El pequeño prefería colorear sus dibujos.

Sip, eso sonaba perfecto.

Jeongin acercó su silla pequeña a la mesa de su habitación y acomodó unas hojas y lápices.

Dibujó un gatito.

Chan entró por la puerta dando pequeños saltitos.

¿Qué haces, Jeongiiiiiiiiiiiin?

Mamá dice que hago obras de Arte, me gusta el color azul.

Estoy aburrido —Dijo Chan.

Puedes irte.

Okay.

Y Chan abandonó otra vez la habitación con un mohín en sus labios.

ραѕιтσѕ ∂є ριиgüιиσ •• ChanIn •• -αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora