—Estoy harto de esta mierda —susurró Changbin mientras trataba de calmar su respiración para no ser escuchado.
No era la primera vez que Seo Changbin debía esconderse dentro de su propia casa, llevaba haciendo lo mismo desde los ocho años. Su padre era una persona realmente temible y lo era aun más si estaba drogado.
—¡Donde mierda están! —gritó con la cara roja de furia mientras iba poco a poco recorriendo cada rincón de la pequeña y andrajosa casa.
—Quizás deberíamos salir, no quiero que vuelva a golpearte —soltó en un susurro ahogado la pequeña niña quien se encontraba llorando desesperadamente dentro del armario junto a su hermano mayor.
Changbin acurrucó a su hermanita en sus brazos mientras ésta le acariciaba la cicatriz que tenía en la ceja izquierda. Seo Yeon era una niña realmente dulce, su padre aun no había logrado romperla por completo, pero si le había provocado constantes ataques de pánico. Ya se había acostumbrado a hablar despacio y a evitar el contacto visual, esto la hacia un blanco fácil para los abusivos de su escuela. A pesar de todo sentía gran preocupación por el bienestar de los demás, sobre todo si se trataba de su hermano quien era víctima de las brutales palizas que le propinaba su padre día tras día.
—Contaré hasta tres, ya me estoy hartando de este jueguito —avanzó pisando el suelo cada vez mas fuerte mientras se dirigía hacia el cuarto donde sus hijos estaban escondidos —. Te advierto que cuando diga tres no serás tu a quien golpee, Changbin.
Esto estremeció al menor, sintió miedo pero a la vez estaba furioso ¿Como podía amenazar con pegarle a Yeon cuando ella solo tenía nueve años? no lo permitiría, jamas lo haría.
El día que ayudó a escapar a su madre de aquel infierno le juró que jamas dejaría que dañaran a la pequeña. Sería tan feliz si pudiese abandonar ese lugar junto a ella, pero no podían ¿Donde irían? La única opción que tenía Changbin a sus diecinueve años era seguir aguantando las constantes palizas y humillaciones de aquel hombre a cambio de un poco de comida y un techo bajo el cual vivir.
Changbin apartó suavemente a su hermanita quien seguía llorando y temblando en silencio y puso una mano sobre la puerta del armario para poder abrirla. Estaba aterrado, sabía lo que le esperaba si decidía salir de ahí, pero era él o su hermana, su elección estaba clara.
—Saldré, resolvamos esto entre nosotros no metas a Yeon.
Al terminar la frase abrió la puerta lo suficiente como para sacar su cabeza. Casi al instante sintió como la gran mano de su padre rodeaba fuertemente su cuello levantándolo del suelo.
—Maldito bastardo —vociferó el menor con el poco aire que llegaba a sus pulmones mientras intentaba zafarse.
—No logré escucharte, repítelo—susurró cerca de su oído.
El mayor apretó con aun mas fuerza el cuello de su hijo quien ya estaba casi desmayándose. Aun escondida dentro del armario la pequeña Yeon había orinado sus pantalones.
—Abre los ojos, recién estamos comenzando —dijo soltando sin previo aviso el cuello del menor haciendo que el cuerpo de este se estampara contra el suelo. Luego le entregó una mirada que haría sentir escalofríos a cualquiera.
Changbin mientras tanto intentaba levantarse sin éxito, respiraba con dificultad y su cuello dolía, estaba seguro de que le quedaría un moretón, pero no era nada nuevo.
—¿Te gusta jugar a ser un héroe verdad? Que valiente.
Retrocedió algunos pasos para tomar impulso y pateó fuertemente el estomago de Changbin quien debido al impacto dejó salir un quejido casi inaudible por la falta de aire.
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I'm not stray || Changlix|Minsung
Fiksi PenggemarHanyang es una de las mejores escuelas masculinas de Seúl, quienes asisten a ella generalmente son chicos adinerados y "felices". los tipicos alumnos con vidas perfectas. Anualmente esta acepta a los alumnos más problemáticos de otras escuelas, est...