𝓜𝓮𝓷𝓼𝓪𝓳𝓮 𝓝°6

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Lourdes

Estábamos caminando después de ratearnos del colegio, cuando pasamos frente a uno de esos institutos privados lleno de chetos que tenían la desgracia de tener doble jornada.

De repente y mientras boludeaba, me tropecé con un pibito que estaba sentado en medio de la vereda.

Mientras intentaba levantarme te escuché bardeando para, segundos después quedarte completamente callado; razón por la cual volteé a mirar a la persona con la que me había tropezado, descubriendo que se trataba del chico de la compe de hace unas semanas atrás.

Me preguntó despacito si estaba bien, yo simplemente asentí y él, sin previo aviso, tomó mi mano para ayudarme a levantarme, le sonreí agradecida por su amable gesto pero él no me miró y simplemente volvió a sentarse en el mismo lugar en el que estaba segundos atrás.

Le preguntaste qué hacía sentado en medio de la vía pública y él simplemente te respondió con un "No quiero entrar ahí" refiriéndose al instituto a sus espaldas.

Te sentaste a su lado y lo miraste a la cara, el chico parecía incómodo y vos, extrañamente, te pusiste en modo responsable: comenzaste a decirle que la cuota de su colegio era muy cara como para que él estuviera afuera perdiendo el tiempo, que seguramente sus padres se esforzaban mucho para pagarle su educación y un montón de cosas que, para ser sincera, nunca pensé que saldrían de tu boca.

Siempre fuiste un caja de sorpresas.

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