Parte 5

374 43 4
                                    


.

.

.

.

LA CASA

.

.

.

La mansión era enorme, no había lugar que no tenga una decoración o diamante implantado. Todo gritaba dinero, dinero ... el mismo que me compro.

Dinero, dinero, el mismo que un esclavo me volvió

El mismo que me obligó a ser nada más que un sirviente por toda mi vida.

Cada paso era una nueva herida en mi ser, cada mirada que daba me lastimaba y me hacía pensar ¿Es este el destino por el cual me he visto condenado? Ser una simple puta

.

.

.

Esa palabra que hace tiempo me implantaba el deseo de saltar desde el último piso del edificio y que ahora solo me recuerda quién soy y para lo que sirvo.

.

.

.

-Avanza- me dice Chanyeol

Estaba tan metido en mis pensamientos que no noté cuando ya me encontraba frente a la puerta que marcaría mi destino. Mi gorra tapaba hasta la mitad de mi cara, por lo que las gotas de sudor no eran visibles; sin embargo, mi nerviosismo era notable a través de todo mi cuerpo. Mis manos temblaban, mi espalda se encontraba totalmente recta y mis piernas eran gelatina, por un momento desee estar frente a la puerta de la directora que a esta.

.

.

.

¿Cuál camino es menos doloroso en la vida?

Ninguno ... yo nací para sufrir.

.

.

.

Cuando mí ahora dueño abrió la puerta pude visualizar lo que sería el delirio más doloroso. Una enorme cama de seda blanca me recibió y me envolvió, a sus costados se encontraban las típicas mesas de noche que caracterizaban a los ricos de la alta clase social, un bordado de oro que representaba la fertilidad; era obvio ... él estaba esperando esto por mucho tiempo.

Siempre me imaginé mi primera vez con el hombre que llegará a amar, suena tonto y patético, pero tenía la mínima esperanza que un día las cosas se relajen y el hecho de ver a los siniestros secuestradores en la calle raptando niños u adolescentes ya no sea común. Que tonto fui

-Vamos a dejar en claro algunas reglas-

-asentí lentamente, pero con la mirada fija en el suelo-

-Desde hoy hasta los fines te quedarás acá- respiro- saldrás cuando te diga y harás lo que quiera a la hora que lo diga, cuando lo diga y como lo diga-

.

.

.

Esas últimas palabras me hicieron temblar

-Sabes... no estas para nada mal-

¿Qué?

-La idea de perder frente a ella me provocó náuseas, pero cuando vi tu cara supe que eras el indicado- su hablar me torturaba mientras caminaba en círculos a menos de un metro de mí

El Cuento del CriadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora