«El solo de Zhou III.»

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Nueve meses después.

Jae Min llevaba casi dos horas despierto con su hija de casi tres meses en sus brazos. Ren Jun dormía muy tranquilo a su lado mientras él disfrutaba de su nuevo retoño. Tampoco tenía intenciones de despertar a su marido, quería ir egoísta y disfrutar de su bebé un raro él solo, que si Ren Jun se despertaba, lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su rosado padre y empezara a divertirse con el azabache. Además, amaba cuando Eun Jun se pegaba de esa forma a él, esa forma que le hacía recordar a Ren Jun o a Zhou, esa forma tan necesitada, como si le faltara el aire si no estuviera en contacto de su madre.

─ Eso es porque eres mi tercera persona especial ─ susurró el empresario acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Eun Jun abrió los ojos aún más grandes y miró directo al rosado. Jae Min leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Eun Jun miraba a Jae Min como si el rosado pudiera darle el universo entero.

─ Te amo, amor de mi vida ─ volvió a susurrar Jae Min.

─ Amo todo en ti ─ agregó ─ amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu papá, amo tu perfecto cabello, amo tus perfectas manitos ─ la pequeña tenía un dedo de Jae Min atrapando una de sus extremidades desnuda y con la marca de dientes de su padre en su pequeña colita.

─ Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos ─ Jae Min besó cada parte nombrada disfrutando de los sonidos que hacía su hija por el gesto. ─ Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi ─ definitivamente era una de sus mejores especiales.

─ Le vas a dar a tu papá y a tu hermana Zhou una gran competencia, mi pequeña ─ claramente, y como lo había anunciado el baboso tío Dong Hyuck, Eun Jun venía cargada por esos lados. El gen rarón se había esparcido y ahora, según el castaño claro, la familia Huang tenía una nueva portadora del poder, una «raroncita segunda».

Jae Min besó a su pequeña nuevamente y miró al hombre que dormía a su lado. Una sonrisa previa se asomó en su rostro para después con su mano libre, más bien con las uñas, acariciar la espalda desnuda del chico azabache.

─ ¿Sabes, Eun Jun? ─ le habló casi en silencio a su hija. ─ Este remolino que tiene tu papá Junnie aquí ─ Jae Min acarició toda la espina dorsal de su esposo, desde el cuello hasta donde empezaba la cola para luego detenerse en un pequeño remolino de vello que se le hacía a Ren Jun en la curva de la espalda.

─ Es la misma que tiene Zhou y que tienes tú ─ Jae Min puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolinito.

¿Ves? ─ volvió a dar vuelta a su pequeña, pero esta vez la sentó enfrentada a él. Jae Min rió cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho.

─ ¿Tienes hambre, mi glotoncinta? ─ por si le había quedado alguna duda, la niña tiró varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento. La sonrisa del empresario no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Jae Min miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a fuente de felicidad que ahora torturaba su pecho, sin dejar en duda su hambre.

─ Estoy tan enamorado de ti, mi tesoro ─ le confesó babeando─ ya sé que soy un poquito egoísta al quererte solo para mí, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanos por tu atención ─ y eso era lo que peor.

─ Y lo peor de todo es competir contra tu padre, lo tienes a él enfrente y es como si yo no existiera ─  Jae Min apretó sus labios para no reírse de su propia mentira. Eun Jun era como Ren Jun y como Zhou, si Jae Min estaba en una habitación, esos tres solo tenían tiempo para él.

(Maybe) I'm Not For You [ADAPTACIÓN] ➠ 'renmin' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora