Prologo

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- Corre, corre - gritaba Calvin

Hera corría con desesperación, intentando huir de la escena. Sus músculos comenzaron a contraerse y las piernas empezaron a fallarle «un poco mas, un poco mas» se repetia. El vestido se pegaba de su cuerpo por el sudor, el maquillaje lo tenia regado, los tacones le lastimaban los pies. «Un poco mas, un poco mas».

Era poco mas de la media noche, la ciudad estaba desierta, solo se escuchaba una leve musica a miles de kilómetros, quizás una fiesta de adolescentes, la luna iluminaba el camino, la fabrica donde se encontraba estaba en penumbra solo se veía la silueta del edificio debido al reflejo de la luna llena. El edificio tenia ocho salidas, dos para la salida del estacionamientos y cuatro para las calles que la rodeaban, una de ella era un callejón sin salida, o eso hacían pensar, una servía de entrada principal y la restante era solo para emergencia, como en esta ocasión. Esa puerta daba a la entrada las residencias de multimillonarios, donde solo vivían personas de gran posición.

Hera doblo a la derecha y se escucho el eco de disparos. Su corazón latió mas rápido, la adrenalina se disparo por todo su cuerpo. Una musica lejana se apago y la ciudad parecía guardar silencio. Siguió corriendo, faltaba poco.

Escucho el rugido de un motor, se escondió detrás de una columna, las luces del carro no tardaron en aparecer, dos hombres se bajaron del auto.

- Búscala - grito el mas alto - no debe estar lejos.

Hera seguía oculta, solo le faltaba una cuadra, 1km, solo 1km y estaría a salvo. Vio las luces de la mansión encendidas, «corre, corre» pensó. Se quito los tacones. Dio tres respiraciones rápidas y arranco a correr.

Los hombres vieron la silueta de Hera.

- Allá va - dijo el calvo señalando la calle que daba a la mansión - Súbete al auto, rápido.

La muchacha corría con todas sus fuerzas estaba a unos metros de la mansión, escucho los gritos de los dos hombres que habían asesinado a Calvin. Lágrimas cayeron por su rostro, no había tiempo para dolor, la puerta de la casa estaba a un codo.

- Alto - grito uno de los hombres

Ella giro la manilla, al otro lado de la puerta, sentado en un mueble blanco que contrastaba con su vestimenta negra estaba él, no lo podía creer, allí estaba, estaba a salvo y él...

Un disparo se escucho y Hera calló de rodillas, una bala había atravesado su costado. Él se acerco.

- Estas...

- Cállate, estúpida - Hera no comprendía, bajo la vista a las manos del hombre y allí estaba el arma, él había disparado, nuevas lágrimas resbalaron por su rostro. Él la tomo por el cabello - eres una ingenua - dijo antes de golpearla.

18 meses antes...

Busqueda suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora