SEIS

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El 2017 sería un año sumamente extraño para ambos, sería tu último año en la secundaria y yo empezaría a estudiar el Profesorado de Lengua y Literatura. Para este entonces aún seguía usando demasiado Twitter y hacía un tiempo empezaba a usar Curious Cat -aplicación similar a Ask en donde anónimos o no te hacen preguntas-, y debido a que era popular en la red, tenía mucha gente interesada en saber cosas sobre mí.

Empecé en marzo, me anoté para cuatro materias e iba de lunes a jueves a la mañana. Los alumnos de la comisión éramos varios y  supe hacerme de un grupo del cual hasta el día de hoy, soy amigo de dos personas: Franco y Gianluca. Sin intención de algo romántico o mucho menos conocer o estar con alguien, comencé la cursada satisfactoriamente hasta que a principios de abril noté algo.

Sentado adelante de todo, no era de mirar mucho para atrás, salvo para consultar algo a algún compañero hasta que cierto día noté que una muchacha; Tamara, me observaba fijamente y sonreía siempre que me daba cuenta que lo hacía. Para dar una idea de su mirada haré una comparación. Todo el mundo creo, conoce el emoji de la luna del Whatsapp con rostro; así, así es cómo me miraba y tal vez haya sido un acto de inmadurez y hasta estúpido pero teníamos un grupo institucional en la aplicación y decidí escribirle de manera privada.

-¡Hola! ¿Vos sos Tamara, verdad?- le pregunté haciéndome el tonto (sabía perfecto que era ella).

-Sí, soy yo. ¿Vos te llamás Gonzalo, no?- contesta ella.

Y al saber que sabía quién era hago otra pregunta que hasta el día de hoy me avergüenza.

-¿Vos sos la que me mira como la lunita de Whatsapp en clases, verdad?- sí, pregunté eso.

No tardamos mucho después de esa pregunta en coordinar para encontrarnos al otro día y tener una charla antes, en esta, Tamara me expresaba que tenía novio pero sin embargo quería que lo que hablamos pasara. No la juzgué en ese momento ni nada -tampoco lo hago hoy en día- pero era la primera vez que iba a hacer algo así.

Al otro día pasó, bien temprano antes de ir a cursar, y si bien antes e intermedio a relaciones serias si se quiere ya había besado a otras chicas sin otra intención más que esa, esta vez fue demasiado intensa a tal punto que surgió la idea en ambas partes de tener sexo casual. Reconozco que charlarlo fue incómodo, jamás había hecho eso tampoco y mucho menos con alguien con pareja.

Ese mismo día antes de tomar el colectivo que me llevaba a casa twitteo:

"Es extraño, jamás estuve en una situación como esta."

Y como era más que sabido, la aplicación del gato curioso me notificó la pregunta inminente. Alguien anónimo quería saber sobre ese tweet y como responder, es decir, darle a la gente lo que quiere -alimentar ese morbo- lo conté en una especie de conversación que se dio como cuando se pasa una pelota con las raquetas de ping-pong; es decir, pregunta-respuesta. Y a todo esto tenía activada la opción en Curious Cat de compartir esto en mi cuenta de Twitter sin saber que seguía y me seguía en esta, una persona muy cercana a vos: un amigo tuyo.

Al final de cuentas no llegué a más de besos intensos con Tamara porque según ella "no quería cagar tanto a su novio" y para ser sincero por alguna razón, yo tampoco quería avanzar a esa instancia, pero esa parte no aparecía en esa maldita aplicación y a los ojos de todos mis seguidores yo ya había tenido sexo con esta muchacha. Por alguna razón que desconozco, decidí stalkearte en Twitter y a raíz de eso pude ver algo que me haría hacer una estupidez más grande que todas las que ya venía haciendo: vi la fecha de tu cumpleaños y supe por fin cuando era después de tres años de haberte conocido y cuando de tu parte, cada año religiosamente lo recordabas.

8 de mayo, esa es la fecha y es curioso cómo nunca lo supe y hasta el día de hoy es uno de los acontecimientos que más recuerdo, con nostalgia y tristeza; me destroza el hecho de saber que en todo el tiempo que te conocí solo te saludé una sola vez en ese día y no fue en ese año, no fue en 2017. Dejé pasar esa fecha y unas semanas después decidiría desbloquearte de Whatsapp y de Twitter.

¿La razón?

Es todavía más estúpida y casi egoísta -y al igual que muchas cosas que hice antes y seguiría haciendo después me hace querer esconderme debajo de la tierra y no salir más al exterior-, vos ya tenía para ese entonces 18 años y por lo tanto sentía que ya podía hablarte con otras intenciones -intenciones que quizás estuvieron siempre en mí-, pero sabés bien que no era algo pasajero ni casual, realmente te necesitaba pero en ese momento no lo tenía claro y como um idiota puse las cartas sobre la mesa y contestando una sola pregunta que me hiciste yo mismo me puse en evidencia.

Preguntaste si estaba en pareja.

-No, la verdad que nada de nada, desde que falleció papá no estuve con nadie más en ningún sentido. Sí tuve una relación seria si se quiere pero fue mucho antes.- contesté cínicamente sin saber que tu amigo, aquel que yo seguía y me seguía en Twitter, ya te había contado lo de Tamara.

L.D.M. (PARTE UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora