*Hace cuatro meses y medio*
Caminábamos sin prisa alguna, era día festivo y no había instituto, ni deberes, ni nada que hacer en casa. Se acercaba el verano y hacía un buen día, quizás excesivamente caluroso, pero el cielo y la compañía eran más que perfectos.
Mi brazo izquierdo rodeaba su cintura, mientras su brazo derecho me rodeaba los hombros. Fue entonces cuando movió la mano con la que me mantenía pegada a él, para dirigirla hacia mi nuca y depositar una pequeña caricia.
Yo le miré, coincidiendo con sus enormes y claros ojos.- ¿Te apetece un zumo, o un helado o algo frío? Hace mucho calor.- me dijo si separarme de él, con una voz llena de cariño y dulzura.
- mmm... Mejor un café. Frío.
- me parece bien- dijo riendo.
Entonces frenó en seco y apartó su brazo de mis hombros. Entonces comprendí que tenía que soltarle yo también.
- espera amor, quiero quitarme la sudadera.- me miró y sonrió- a no ser que quieras que me desmaye o algo.
Yo me reí.
- ¡No, gracias! No tengo batería en el móvil como para llamar a nadie que venga a socorrerte- bromeé.
- ¡Eres mala, tía!- río- eso ha sido cruel.- dejó de hablar y agarró el extremo de su oscura sudadera y tiró de ella hacia arriba, levantando también, accidentalmente, la camiseta de debajo, mostrando sus morenos y perfectos abdominales.
- ¡Vaya! El deporte no te está sentando mal...- murmuré.
Él me miró, algo insinuante.
- Ya, qué pena que con lo buenorro que me estoy poniendo no quieras salvarme de un desmayo...- bromeó con sarcasmo.
- ¿"Buenorro"?- repetí entre carcajadas incrédulas.
Él me siguió la broma y se rió conmigo, mientras retomaba nuestro paseo, pero esta vez, dándome la mano con los dedos entrelazados.
- de todos modos, no tendrías porqué usar el móvil para que alguien viniese a socorrerme... Siempre me puedes salvar tú- dijo sonriéndome con picardía.
Yo no hablé, decidí esperar a que soltase la broma o el comentario insinuante al que seguramente había planeado dar paso con esa última frase y esa sonrisa.
- quiero decir...- prosiguió como planeé- siempre puedes hacerme el boca a boca- empezó a reírse desenfrenadamente, y a poner morritos mientras acercaba su boca a mi mejilla.
Yo empecé a reírme y a encogerme como si me hiciesen cosquillas, que es precisamente lo que hizo luego.
Acto seguido, continuamos caminando normal, buscando cualquier tienda o supermercado en el que vendiesen café frío ya preparado.
Cuando lo encontramos, nos dirigimos al largo pasillo de los productos lácteos y las bebidas, buscando la enorme nevera en la que se sitúan los cafés y los batidos. Una vez frente a ésta, yo agarré dos cafés con azúcar y espuma de la parte de arriba del frigorífico, dejando la puerta de éste abierto para que Eithan pudiese coger lo que quisiera, que resultó ser un descafeinado normal y corriente.
Mientras nos dirigíamos a la caja para pagar, mi novio se percató de que tenía un café en cada mano.- ¿En serio?- preguntó en tono incrédulo pero bromista- algún día te encuentro muerta por infarto en las noticias.
Yo no acepté su indirecta, y simplemente seguí la coña:
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Inside his mind
Teen FictionSe aman, pero no saben si es el cariño o si es el rencor eso que une sus miradas de forma inevitable. Luchan por el olvido y la superación del otro aún sabiendo que les es imposible; pero tampoco son capaces de solucionar sus dudas ni de estar junto...