*Siete meses después (actualidad)*
Ya eran casi las vacaciones de Navidad, y el instituto comenzó a estar cada vez más desierto, como ocurría cada trimestre cuando faltaba poco para las vacaciones: la gente que ya tenía todo aprobado decidía no ir al instituto, ya que apenas dábamos materia durante las clases.
Yo ese viernes decidí quedarme en casa hasta que se hiciese de noche y poder quedar con las chicas.Yo llevaba mucho tiempo sin tener ni un solo pensamiento en relación con Eithan,
le había estado evitando en todos los sentidos hasta que yo me viese preparada para volver a saber de él sin que me afectara.
Y así fue. Cuando volví a salir por la zona de los recreativos y le veía, no me causaba ningún tipo de emoción.Me levanté bastante tarde, aprovechando que no tenía que madrugar para ir a clase. Yo no solía desayunar, asique simplemente bebí agua fría de la nevera, me lavé los dientes y me senté en el sofá con intención de ver alguna serie o película en la tele.
Haciendo zapping encontré el típico programa malo pero conseguía enganchar audiencia, sobre crímenes sin resolver.
Al tercer capítulo me aburrí de tanta desgracia y asesinatos a sangre fría y decidí ponerme el abrigo por encima del pijama y salir a dar un paseo. Me podría haber vestido, pero sinceramente me daba una pereza increíble el cambiarme para tomar el aire cinco minutos, además el abrigo era una gabardina larga color azul oscuro, y a simple vista no se notaba que lo que llevaba debajo era mi pijama.
Estaba a punto de cruzar la carretera hacia la otra acera para observar más de cerca el escaparate de una nueva tienda que habían abierto en la zona de los pisos de enfrente de mi casa; cuando algo me llamó la atención, que no fue nada menos que la presencia de un chico cuyo rostro no reconocía, por lo que intuí que era nuevo en la cuidad.
Era un joven llamativo, realmente guapo. Su estatura no era ni extremadamente alta ni demasiado bajita, su pelo era de un color marrón rojizo, con algunos mechones claros y anaranjados. Sus facciones parecían ser simplemente perfectas, sus ojos eran grandes pero no pude distinguir bien el color ya que se encontraba a bastante distancia de mí...
Pero me bastó con percatarme de que llevaba una sudadera negra del grupo "My Chemical Romance", uno de mis favoritos.Seguí caminando cuando me comencé a poner nerviosa al ver que la distancia entre nosotros se acortaba, ya que ambos íbamos hacia la misma dirección. Incluso yo me sentía ridícula al comprobar que me estaba poniendo atacada interiormente al ver que el muchacho caminaba hacia el mismo lugar que yo lo hacía. ¿Que porqué me pasó esto? Supongo que por el simple hecho de que era guapo y parecía tener gustos similares a los míos, y aún me quedaba un pedacito de esperanza respecto a los chicos, a pesar de todo...
Cuando llegue al cristal tras el que se exponían collares y pulseras, escuché el sonido de varios pasos detrás de mí, aún a una distancia razonable. El sonido se repitió otras dos veces hasta que pude ver la figura del apuesto joven a medio metro de mí, también mirando hacia el escaparate, con fascinación más que con curiosidad.
En ese momento en el que le tuve más cerca, me di cuenta de que desde lejos no parecía ser tan alto como lo era en realidad.Entonces me acordé de Elena; si ella hubiera estado allí, me hubiera dado pequeños codazos y me hubiera mirado de esa forma que mis amigas y yo conocíamos; esa en la que no hace falta que ella te hable para saber que lo que te está diciendo es " ponte a ligar con ese chico, es una orden."
Yo sabía que aunque se me plantease la idea de hablarle y mantener una conversación, no me atrevería a hablar a un desconocido de la nada, y menos un desconocido con ese físico; asique me rendí y decidí dirigirme a la entrada de la tienda para verla por dentro, y así poder buscar algo que le pudiera comprar a mi madre por su cumpleaños, el cual se acercaba.
Al empujar la puerta del local, sonó la típica campanita que anunciaba la entrada de un cliente, un detalle que era poco visto desde que empezó la era de la tecnología... Pero comprendí todo cuando vi el interior del lugar. No era una tienda de joyas normal y corriente, sino que era una tienda de antigüedades en la que vendían todo tipo de artilugios y objetos inimaginables.
Abundaba el olor a madera y a incienso, y el color que más se repetía en el establecimiento era el marrón y el dorado, que solía decorar los productos que se vendían; las ventanas eran cuadrados perfectos con una cruz que los dividían en otros cuatro cuadrados pequeños, como las típicas ventanitas de las chozas de los cuentos de hadas. Además, cada ventanal estaba cubierto y adornado por unas finas cortinas de flores rosas y azules.
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Inside his mind
Genç KurguSe aman, pero no saben si es el cariño o si es el rencor eso que une sus miradas de forma inevitable. Luchan por el olvido y la superación del otro aún sabiendo que les es imposible; pero tampoco son capaces de solucionar sus dudas ni de estar junto...