Un después ...

Capítulo Once

Hinata

Para mi sorpresa, la vida que me esperaba en Escocia resultó ser mejor de lo que esperaba. Mi abuela Kaguya me recibió con los brazos abiertos. Me acogió con tanto cariño y amor, que al instante me sentí en casa.

Hacia ya demasiado tiempo que no veía a mi abuela. Después de la muerte de mi madre, mi padre tomó la decisión de alejarse de la familia. Después me expuso a vivir un infierno con su nueva esposa.

Pero por suerte...

Ya sabía lo que vendría a continuación. Otro pensamiento de lo mucho que significaba Naruto en mi vida. Pero por el momento era lo mejor. Me sentía tranquila en la distancia. Y mientras pasaban los meses, comencé una profunda retrospección con el fin de encontrarme a mi misma. Poder amarme a mi, y comprender que soy un ser individual.

Crecer al lado de Naruto por tantos años me convirtió en un ser  dependiente y   débil. Y aunque estar a su lado me hizo inmensamente feliz, no podía valerme por mi misma. Mis sentimientos estaban atados en todos los sentidos a él.

Ahora podía entender, que el amor que tengo por mi misma es mucho más fuerte. La madurez que estoy adquiriendo mientras estoy lejos, me hace ser mejor persona. Una fuerte, incapaz de lastimar a otros.

Sin embargo, el perdón era algo que jamas podría dar. A pesar de que mi corazón estaba curando poco a poco, el recuerdo del engaño y la mentira, se colaba en mis pensamientos haciéndome reacia al perdón.

¿Como puedes perdonar a una persona que te traiciono? No se si eso sería posible de alcanzar. Pero de lo que sí estoy segura es que he aprendido que los errores nos convierten en humanos, y que la perfección no es parte de nosotros.

Un consejo muy sabio en los labios de mi abuela fue, que no importa cuanto dolor pueda causarnos una persona, por desgracia, el amor seguirá oculto en nuestros corazones. Destellando chispas de cuando en vez... haciéndonos sentir miserables, incapaces de borrar el sentimiento.

Y tenía razón.

Porque en lo más profundo de mi corazón no podía borrar lo mucho que aún amaba a Naruto.

–¿Hinata, Estas bien querida?

Mi abuela entró en la biblioteca sacándome del tren de pensamientos. A veces solía encerrarme allí y perderme en una buena lectura para no pensar en la soledad que siente mi corazón a cada instante.

–Si, solo leía. ¿Eso es para mi?– señaló la carta que tiene en sus manos algo nerviosa. Hacia mucho tiempo que no recibir correspondencia.

–Si, es otra carta sin nombre. Al parecer recibes  muchas de esas. Aunque hace ya un año que no llegan, ¿Acaso es un admirador?

En estos momentos me debatía entre la verdad y la mentira. Podría decirle de quien provenía la carta y escuchar una larga y extensa charla de porque estaba mal mantener correspondencia de esa persona, o podría seguirle la corriente, verla sonreír  y marcharse.

Me encogí de hombros y le dedicó una sonrisa, esperando y sea convincente.

–Es probable.

Mi abuela sonríe y me entrega la carta.

–Te daré privacidad.