Capítulo Tres

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La abrazaba tan fuerte que Hinata sintió como sus costillas sonaron.

–¿Esta todo bien?– pregunto con aquella voz que lo llevaba a la locura. 

Naruto abrió los ojos y la miró a la cara. Hinata tenía una expresión de preocupación y no la culpaba. Había aparecido en su hora de almuerzo y la había besado apasionadamente para luego abrazarla tan  fuerte, como si temiera que ella se escaparía de sus manos.

–Te amo,Hinata- le dijo serio.

Hinata le sonrió con aquella sonrisa que deslumbraba todo su ser. Ella era su mundo, si se permitía perderla por una insensatez, no se lo perdonaría nunca.

–Yo también te amo Naruto.

Naruto tomó sus labios con absoluta delicadeza, tomándose su tiempo para saborearlos. Luego introdujo  la lengua lentamente para encontrarse con la suya, y lo que había querido comenzar como un beso tierno, se había convertido en uno muy apasionado. Disfruto de su dulce sabor movido por una ciega lujuria. Se separó de ella después de quedarse sin aliento.

–¡Joder! Me llevarás a la locura– susurro con los ojos cerrados mientras juntaba su frente con la de ella.– No puedo esperar a que seas completamente mía.

Hinata suspiro. Ella tampoco podía esperar a estar perdida entre sus brazos y sus caricias...

–Solo una semana más.

Entonces ella se apartó un poco y Naruto sintió un profundo vacío. Había sido tan estupido. Ahora no encontraba la forma de reparar el daño. Quizás lo mejor sería decirle a Hinata la verdad.

–Hinata... hay algo que debo decirte, ayer...

–Estabas en una fiesta con tus amigos.

Naruto se quedó paralizado al escuchar aquella afirmación.

–¿Pero como..?

–No soy tonta Naruto. Al principio pensé que quizás estarías estudiando, pero después llegue a la conclusión de que quizás irías a alguna fiesta a la que obviamente yo no podía asistir.

Su astucia lo excitaba y le sorprendía al  mismo tiempo.

–Lamentó haberte mentido– y lo decía en serio. Se sentía tan avergonzado por su comportamiento.– prometo no volverlo a hacer.

Pero aún así no le mencionaría lo otro. No hasta asegurarse de que no había cometido una locura.

Hinata le sonrió y rodeó su cuello con sus manos atrayéndolo hacia ella. Y aunque Naruto era mucho más alto que ella, él solía doblarse para que ella pudiera hacer lo que quisiera con él. Como en este caso, ella devoraba sus labios con ansias.

–Si me sigues besando así, es muy probable que me lleven preso.

Hinata soltó una carcajada.

–En una semana seré legal.

Naruto sonrió. En una semana sería suya para la eternidad.

–Prométeme  una cosa Naruto.

Naruto se tensó por unos segundos temiendo adivinar lo que diría a continuación.

–Se que la vida universitaria es diferente. Llevamos mucho tiempo juntos, y cabe la posibilidad de que conozcas...– Naruto negó con la cabeza antes de que Hinata pudiera terminar, pero ella continuó.– escúchame, es normal que puedas sentirte atraído a otras chicas, seamos honestos, soy una cría y estoy segura que habrán muchas mujeres...

Las palabras de Hinata quedaron ahogadas en las garganta de Naruto. El
La besó desenfrenadamente como queriéndole transmitir con aquel beso lo que sentía. Luego maldijo la falta de aire por que lo obligó a separarse de ella.

–Escúchame, no existirá nunca, una mujer sobre esta tierra que pueda enamorarme, o enloquecerme como lo haces tu. Eres mi vida Hinata.

Hinata se perdió en aquella mirada que solo profesaba palabras de amor y promesas que ella sentía en lo más
Profundo de su alma.

Se despidio de Naruto deseando permanecer más tiempo a su ldo. Su compañía y amor eran su batería para afrontar el día a día. Mientras el desaparecía entre las calles se quedó mirándolo. Había confiado en él desde que lo conocía y él nunca le había mentido o engañado.

El hecho de que le ocultara lo de la noche anterior creó una espinita insoportable en su interior. Y aunque le había dicho a Naruto que no se preocupara, que ella no le daba importancia, en el fondo algo no le brindaba seguridad absoluta.

Movió la cabeza para apartar esas ideas. En ese instante su mejor amiga apreció detrás de ella.

–¿Ya se fue tu romeo?

Hinata suspiro algo triste.

–Tiene clases...

–Es sorprendente como él se ha mantenido firme en su amor, a pesar de estar ya en la universidad.

Hinata arrugó la frente.

–¿A que te refieres?

–No me hagas caso. Es solo que la universidad es Tan distinta a la escuela. Conoces tanta gente interesante y madura.

Hinata parecía mostrarse algo angustiada, por lo que Ino se aclaró  la garganta y movió las manos para deshacer su comentario.

–No pienses mal Hinata, tú romeo es distinto. Él no puedo ocultar la melosidad que siente por ti.

Aún así Hinata no pudo evitar sentirse preocupada. ¿Conocería Naruto gente interesante ya? Como una chica por ejemplo.

Ino se paro frente a ella y la tomó por lo hombros para que ella la mirara a los ojos.

–Escúchame Hinata, no tienes nada que temer de verdad. Naruto ha sido siempre sincero contigo, te ama de verdad y se le nota a metros de distancia que eres la luz de sus ojos.

Hinata parpadeo para evitar las lágrimas en sus ojos. Ino tenía razón, pero el
hecho de que le había mentido la noche anterior aún la desconcertaba un poco. Podía haberle dicho a donde iba sin preocuparse por su reacción. Llevaban cinco años de relación, una que iba madurando y creciendo año tras año.

Ino pareció percibir su preocupación por se que apresuró a decir.

–¿Hay algo que no me has contado?

Hinata dudo si contarle o no. No quería que nadie supiera la mentira de Naruto. Al menos no por ahora. No hasta que pudiera calmar su ansioso corazón.

Negó con la cabeza e intentó sonreír.

–No, todo esta bien. Es solo que... lo
que dijiste de conocer gente interesante...

–No me hagas caso, es solo que deseo encontrar algún hombre de verdad en la universidad. Estoy harta de estos...

Hinata levantó una ceja con humor y vio como su amiga se reía.

–Estoy segura que encontrarás lo que estás buscando Ino.

Ino le sonrió y la abrazo.

–Gracias Hina. No sabes cuanto me consuelan tus palabras.

Hinata le devolvió el abrazo y luego se marcharon a su respectivos salones.

Ese día ya tenia  demasiado que pensar pero por ahora solo se concentraría en sus finales. En una semana pasarían muchas cosas. No solo sería su fin de curso, si no que también sería su cumpleaños número dieciocho,  y con el la promesa de una  noche de pasión.

No podía esperar para estar perdida entre los brazos del hombre que profesaba su amor tan abiertamente. El único y dueño  de su corazón.

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Continuará...

Un después ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora