Eternal Sins

AMANECER

Capítulo 3 "Amanecer"

Por fin estoy fuera de ese maldito hospital- pensé-.

Al final nunca supe dónde estaban los demás, cuando fui a la recepción a preguntar por mis amigos, me habían dicho que estos ya habían sido dados de alta, solo quedaba uno de ellos en el lugar, Verónica.

Cuando me enteré de ello, fui inmediatamente a visitarla a su camilla, pero el doctor me dijo que aún estaba grave, así que tomaría un poco más de tiempo hasta que se recuperase.

Después de rogarle por mucho tiempo al doctor, me dio 5 minutos para estar con ella, el horario de visitas ya había pasado.

Cuando entré, sentí un nudo en la garganta, parecía como si estuviera dormida, tan tranquila como ella suele serlo, pero podía notar qué estaba sufriendo, tomé su mano y lloré un momento, no sabía si ella me estaba escuchando o no, pero solo dije entre llantos lo qué estaba pasando por mi cabeza.

-Verónica, saldrás de esta, como siempre lo haces... esto no terminará aquí ¿está bien?, siempre estaré para ti.

El doctor entro sutilmente al cuarto y me hizo una señal de qué era hora, solté la mano de Verónica y al voltearla a ver su rostro, alcancé a ver como una lagrima salía de su rostro, al verlo, sentí otro nudo en la garganta.

Me dirigí a la parada más cercana de autobús, solo quería descansar un poco en casa.

Sentí como mi celular vibraba en el bolsillo de mi pantalón, era un mensaje de Diego, diciendo que se iban a reunir en su casa después de lo sucedido para estudiar un poco antes de las pruebas.... ¡Mierda!, lo olvidé pasado mañana son las pruebas, supongo qué iré con Diego, necesito saber cómo están los demás.

Su casa no queda lejos de aquí, creo qué iré caminando antes de que oscurezca y sea más peligroso.

El lugar dónde vive es un lugar bastante tranquilo de día, hay poca gente en las calles, sus enormes casas hacen qué el lugar se vea lujoso, cuando tengo tiempo me gusta pasar por ahí, y ver como es qué las personas de ese lugar viven tranquilamente, paseando a sus perros, lavando sus autos de lujo y de vez en cuando escuchar sus pláticas acerca de todos los países que han viajado.

Es un poco extraño, pero me relaja ver y saber, qué de alguna manera esas personas ya tienen su vida resuelta, no tienen mucho de qué preocuparse.

Por fin llego a la casa de Diego, es "pequeña" a comparación de las qué están unas cuadras atrás, pero puedo asegurar que es más grande que la de todos nosotros.

Toco el timbre, nunca me gustó el color de su casa, es marrón, me hace sentir viejo.

Toco el timbre por segunda vez, veo como que la puerta se abre y me recibe Diego con una sonrisa en su rostro.

- ¡Me alegra qué estés aquí hermano! - me dijo mientras me palmaba la espalda.

-Me alegra qué estés como nuevo, Diego.

-Bueno, no me he recuperado del todo, pero pues trato de pensar qué si-dijo mientras reía-. Adelante, pasa, los demás están en la sala.

Al entrar a su casa, veo muchos retratos de su familia, algunos de cuando él era pequeño, había un largo pasillo lleno de todos los trofeos y medallas qué había ganado desde que era un niño, al fondo alcanzo a ver las escaleras y una fogata a un lado, ahí es donde están los demás.

Al llegar a la sala antes de saludar a todos, veo como Rebecca sale de una puerta, al verme me da un fuerte abrazo.

- ¡Me alegra qué estés bien Marco!