No me disgustaba

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POCHÉ

Varios días habían pasado desde mi pequeño incidente con Daniela, realmente sigo sorprendida ante la actitud de Camila al haber leído ese mensaje; pareciera que le dio igual y para ser sincera yo esperaba lo peor. Este día pinta a que va a ser otro inicio de semana súper aburrido, no tengo altas expectativas, para variar voy tarde.

-Cielos María José, ¿Cuándo va a ser el día en que llegues temprano a tus clases?- Me digo en voz alta mientras voy a paso apresurado por el corredor principal del colegio pensando en que tal vez por la hora ya mejor ni debería intentar entrar pero igual no disminuyo mi velocidad pues pretendo al menos intentarlo. Sin siquiera darme cuenta accidentalmente golpeo a alguien con el hombro y cae al suelo.

-Auch!- escucho a alguien quejarse e inmediatamente me detengo y volteo a ver quien ha sido.

-Podrías tener un poco mas de cuidado la próxima vez Garzón- dice Daniela aún tirada en el suelo sosteniéndose con los codos.

-Lo... lo siento Daniela, no ha sido mi intención- tartamudeo un poco al decirlo y de inmediato me agacho para poder ayudarla a pararse.

-Muchas gracias, jaja, cualquier otra persona hubiese seguido su camino sin si quiera voltear a ver a quién atropelló- Dice Daniela mientras se sacude un poco el uniforme.

-Perdón de verdad, pasa que tenía la esperanza de lograr entrar a la primera hora, pero creo que ya está mas que descartada esa posibilidad.

-Jajaja! Esta bien, ha sido un accidente, no pasa nada. Pero me temo que efectivamente ya no llegamos a la clase.

-Si, es un hecho- Lo digo mientras volteó a ver la puerta del salón de clases ya cerrada -Creo que tengo que comenzar a llegar mas temprano al colegio si no quiero que esto me siga pasando-

-Si y también debes evitar atropellar personas en los corredores, así te evitas tener que volver para levantarlas del suelo- Lo dice con cierta gracia en su voz mientras me guiña un ojo. -Pero en fin Garzón, acabamos de perder la clase, así que debemos buscar algo que hacer durante las próximas 2 horas.

-¿¡DOS HORAS!?- Digo con bastante exaltación en mi voz

-Sip, los días lunes tenemos las dos primeras hora con la señorita Gomez, creo que aun no te sabes bien el horario Garzón.

Lo había olvidado por completo, en el camino venía tan distraída pensando en otras cosas que ni siquiera recordaba ese importante detalle.

-Bueno Garzón, entonces... ¿quieres venir a la cafetería conmigo? Al menos quiero desayunar algo ya que no hay nada mejor que hacer- dijo ella con un poco de desespero en su voz.

-Si, por supuesto te acompaño- dije yo y comenzamos a caminar con rumbo hacia la cafetería.

Cuando al fin llegamos compramos cualquier tontearía para picar mientras esperábamos la clase terminara, nos sentamos en una mesa de la cafetería y Daniela se puso justo frente a mi. Estaba bastante incómoda pues después de lo qué pasó no habíamos vuelto a dirigirnos la palabra y no porque ella no lo haya hecho, sino mas bien porque yo la evitaba a toda costa, no quería estar cerca porque aquella sensación que experimentaba cuando lo estábamos no me dejaba en paz, y no, no era incomodidad precisamente, era otra cosa, tampoco era desagrado eso me queda claro. No sabía lo que sentía, no sabía que era, y me asustaba, pero muy en el fondo me gustaba y moría por sentirla cada vez mas, pero no era correcto, era todo lo contrario a eso. Y ahí estaba ella sentada frente a mi hablando de quien sabe cuantas cosas, no podía concentrarme en lo que decía pues no podía dejar de apreciar lo divino que se le veía ese labial que traía puesto.

Contigo todo lo que con nadie nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora