LukaXChloe// Mi extraña tonada.

1- 𝑬𝒍𝒍𝒂 𝒆𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂

𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 𝐨𝐜𝐮𝐫𝐫𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞
𝐂𝐚𝐭 𝐁𝐥𝐚𝐧𝐜...
𝐁𝐮𝐞𝐧𝐨 𝐚𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐝𝐨
𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬

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Vi que él viento movía su cabello, y vi que brillaba como el sol del verano.

«Si uno pudiera elegir de quien enamorarse, la vida sería mas fácil»
Por lo menos eso pensaba cierta rubia, mientras miraba con decepción, como el que se suponía era su alma gemela, compartía una helado de amor, en los brazos de otra chica.

Siendo mas específica; su amado Adrien descansaba en los brazos de Marinette.

«¿Qué tiene esa, que no tenga yo?, ella es una simplona y yo una reina» se dijo a si misma, tratando de aguantar las ganas de hacer todo un escándalo.

Parpadeó un par de veces, sintiendo que la respiración se le cortaba de tanta tristeza, ira, celos y todas las demás malditas emociones que no la dejaban un segundo.

-¿De verdad la amas no?- Preguntó en voz muy baja, mientras su mirada no se apartaba de la feliz pareja. Preguntándose una vez mas «¡¿Cómo pude ser tan idiota y descuidar a la panaderita esa?! ¿Por que tenía que bajar mi guardia?» Ella sabía perfectamente que en este este mundo no hay enemigo pequeño.

Fue justo en ese momento que su mente recordó el trato de su mejor amigo con la maldita Marinette: Siempre había sido amable con ella, la trataba de una forma de verdad especial, casi como si ella fuera una santa. Fue más cercano con esa idiota que con ella que era su amiga de la infancia.

¡Maldición! si que ha había sido estúpida incluso había visto que Marinette casi lo besó en una ocasión. O sea que el en el fondo lo amaba locamente y lo peor, era correspondida.

S

i, Adrien correspondía. Adrien la quería, de eso estaba segura. Ella lo conocía demasiado bien, la maldita Dupain-Cheng siempre llamó su atención, solo que el no lo aceptaba. Con ella siempre sonreía, siempre parecía contento. No la rechazó en un pasado como a la tal Kagami.

«¡Imposible, no los dejaré ser felices!» Estaba dispuesta a todo, a destruir a esa mugrienta. Lo haría, la reduciría a cenizas, no iba a quedar nada de la maldita panadera. Pero entonces, antes de acercarse, miró a Adrien al rostro. En todos los años de conocerlo nunca había visto tal brillo en sus perfectos ojos verdes. «¿De verdad la amas? ¿No?» de nuevo aquella pregunta, pero esta vez ella sabía la respuesta.

Las lágrimas resbalaron por sus mejillas, al parecer que todos aquellos momentos vividos junto a el abordaban su memoria. Y entonces comprendió que por que luchará el no iba a amarla. «Tu y yo somos solo buenos amigos, 2 almas que se acompañaron al verse solas en la obscuridad» tras aquel pensamiento todo se volvió gris.
Ella simplemente no podía arruinar la felicidad de alguien a quien tanto adoraba. Así que se alejo del lugar donde la feliz pareja compartía un helado.

Chloe Bourgoise había renunciado al que alguna vez creyó su verdadero amor.

No pasó mucho tiempo, cuando el agua fría comenzó a golpear su rostro y seguido a esto todo su cuerpo se empapó; Sus pies mojados, al igual que su rubia cabellera, y su perfecto atuendo. Estaba hecha un desastre, sin embargo, nada le importaba en ese momento.

Lo único que podía ver eran aquellas personas que se cruzaban con ella, todos tan felices y enamoradas, todos menos ella, quien no tenía a nadie...

-¡¿Qué toda mi maldita vida la pasaré de esta forma?! -gritó realmente enojada.

Fue entonces que la lluvia la dejó de mojar.

-¡Oye, yo te conozco ¿cierto? -Con una serena mirada el la veía a los ojos: Era más alto que ella, de cabello negro, pero con las puntas azules, rasgos hipnóticos y varoniles, piel clara y lisa. Llevaba la uñas pintadas de negro y en las orejas pudo notar unos pendientes del mismo color de sus uñas. Pero lo que mas resaltaba de el eran sus ojos, ¡Oh. Dios, sus Ojos! Eran Azul turquesa, tan eróticamente seductores que Chloe sintió la atracción de su mirada hasta en los huesos.